Sin papeles y con un tumor cerebral, el caso de la salvadoreña Sara Beltrán Hernández dispara el debate sobre el trato humano o inhumano que se le da a los inmigrantes indocumentados en EE.UU.
Beltrán, de 26 años y madre de dos niños, fue detenida en el centro de Prairieland, en Alvarado, Texas, mientras pedía asilo para quedarse en el país. A principios de febrero comenzó con problemas de salud: dolores de cabeza, mareos, pérdida de memoria, entre otros. Según información de Associated Press, el 11 de febrero colapsó.
Tras los primeros síntomas la llevaron al hospital Texas Health Huguley en Burleson, donde le diagnosticaron un tumor cerebral y fue puesta en una lista de espera para una cirugía de emergencia. Pero el miércoles 22 de febrero el Servicio de Control de Inmigración (ICE) la sacó del hospital y la devolvió al centro de detención.
La familia de Beltrán -ubicada en Nueva York- y sus abogados están pidiendo libertad condicional humanitaria. Según la información que entregaron a Associated Press y confirmada por El País, Beltrán solo está recibiendo un analgésico, Tylenol, para el dolor. “Este es el decimotercer día que no ha hecho la cirugía y no entendemos por qué. Ella no tiene días, tiene horas”, declaró la asistente paralegal del caso, Melissa Zúñiga. La portavoz de ICE, Danielle Bennett, aseguró que “después de que su médico determinara que estaba estable, fue dada de alta del hospital y regresó a la custodia de ICE”. Además, especificó que Beltrán tiene una cita con un especialista el lunes 27 de febrero que determinará su estado, “mientras tanto el personal médico de ICE la mantiene bajo observación”, agregó.Según los récords de ICE, Beltrán entró a Estados Unidos por un sector cercano a Hidalgo, Texas el 7 de noviembre de 2015. El 26 de enero de 2017 un juez ordenó su deportación. Los abogados que apelaron su caso, alegan que estaba escapando violencia doméstica y otras amenazas.
Con información de AP y El País.
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