Una inocente pasión

Te retrato en solitario,
tratando de convertirme en la luz que te acompaña,
abrazarte con ella, ser ella.
No amor, no pasión,
no puedo retratarme contigo, porque no existo,
o no debo existir.
¿Qué vas a decir si la luz capta mi imagen?
¡Es mi amante!
No, porque mentirías, porque no te amo,
porque estoy viviendo, sólo un sueño.
Tú y yo existimos, porque no existimos,
porque la nada también existe.
Existes porque deseo,
la inocencia de tu pasión,
no, no es amor,
No hay culpables,
no me culpo por no amarte,
no me culpo de no llevar una carga, que tú tampoco llevas.
Cuando contemples tu fotografía sólo, en soledad,
sabrás que existo,
cerrarás los ojos,
y recordarás,
quien captó y robo tu esencia en un instante.
Pero cuando te halles solitario, acompañado de seres impíos,
que no conocen la inocencia de la pasión,
entonces y sólo entonces,
te encontrarás realmente solo,
porque yo habré vuelto a Roma.
Daniela: La poesía de tu mirada es la que ilumina mi vida.