Bajo este título aparecido en Público hace unos días, Cristina Fallarás alababa a Yolanda Díaz por su inteligencia, cintura política, capacidad de negociación, elegancia en el trato y, sobre todo, “porque sus principios de izquierdas resultan de una contundencia de difícil respuesta. Viene de las filas del comunismo, de la lucha obrera y de la política local. Ni sus enemigos encuentran argumentos de peso para atacarle”. Buen principio para seguir con otros dos ministros: Ione Belarra y Enrique Santiago.
“Ione Belarra ha pasado en poco tiempo de la lucha en las plazas por una sociedad más justa a encabezar un ministerio, el de Derechos Sociales. No tiene el típico perfil de partido. Cuando me enteré, se me ocurrió que representa el opuesto a personajes como Corcuera, Solchaga, Corbacho y demás hombres con capacidades cuestionables o perfiles aviesos que la ‘izquierda’ del PSOE ha sentado en ministerios varios. Es clara. Su master universitario y su colaboración con diversas ONGs hacen de su perfil una novedad en los ministerios españoles desde la muy sucia Transición. Habría que sumar su enconado empeño en la lucha contra los desahucios o la protección de la infancia, entre otros. Por su parte, Enrique Santiago, abogado y negociador internacional nombrado Secretario de Estado para la Agenda 2020, viene, como Yolanda Díaz, de las filas comunistas. Exsecretario general de la Comisión general de Ayuda al Refugiado, el currículo de este profesional es notable en asuntos internacionales. Ha ejercido la acusación en causas de envergadura como la dictadura militar Argentina, la acusación popular contra el dictador Augusto Pinochet, el caso de los Vuelos de la CIA o el caso Couso. Ahí es nada”.
“Asistimos al arranque de un movimiento que, aún tímidamente, ganará fuerza, reclama la ilegalización del Partido Comunista. De la misma forma que han criminalizado el feminismo y los movimientos independentistas catalanes (de lo de ‘ETA’ ya ni hablamos), su nuevo foco de basura se centra en Izquierda Unida y en ciertos sectores de Podemos. No me cabe duda de que se trata de combatir la decencia, la contundencia en la lucha por la igualdad. Se trata de ensuciarlas con proclamas brutales ya que no pueden combatirlas con argumentos. Ni siquiera tienen una mínima altura intelectual para pergeñar algo menos burdo que ese ‘comunismo o libertad’.
“Sin embargo, ojo: uno de los ejes de la Transición, de la que no soy desde luego admiradora, consistió en la legalización del PCE, y tal extremo ha servido a las derechas para justificar cualquiera de las tropelías cometidas entonces, asesinatos incluidos. El paso que las derechas están dando, y que no es nuevo ni en EEUU ni en Europa, trata de llevar la política española un paso anterior al pacto de la Transición. Reclamar la ilegalización del Partido Comunista es un regreso a las épocas franquistas. Extrema derecha. Seguramente tiene mucho que ver que, poco a poco, en este país pueda llegar a gobernar una izquierda de izquierdas”.