Muchas veces me planteo la existencia de innumerables profesiones que están ahí, que exigen una enorme dedicación y destreza y en las que pocas veces recaemos. Por lo visto no soy el único con estas inquietudes. Hace un par de semanas estuve en Segovia y pude comprobarlo en persona.
La marca andaluza de cerveza Alhambra en su nueva campaña ha querido rendir un homenaje a un tipo muy concreto de profesión, al soplador de vidrio. Muchas veces alabamos el mérito de otro tipo de artistas, como pueden ser los cantantes, sin recaer en otras personas dotadas con otros dones igualmente magníficos. Bajo el lema “Arte por descubrir”, Alhambra se ha marcado un objetivo, dar a conocer al mundo un trabajo artesanal, anclado en el tiempo y cuyo modo de trabajar se traduce en una delicia para los sentidos.
Para ello, el pasado 7 de octubre organizaron un evento con varios ‘bloggeros’ de Madrid y al que tuve la suerte de ser invitado. ¿El objetivo? Brindarnos un singular viaje en el tiempo con destino a La Granja de San Ildefonso. Allí conocimos y recorrimos las entrañas de una institución como la Real Fábrica de Vidrio construida en 1727 bajo el reinado de Felipe V. Un lugar cuya fama logró en su momento una fama internacional gracias a la aplicación de la técnica del calado que le permitía obtener vidrios de gran tamaño. Allí pudimos ver cómo se trabaja este material, su historia y sus secretos. Un mundo hecho por y para virtuosos, verdaderos artistas de este oficio.
No obstante la mejor sorpresa estaba reservada para el final, cuando después de una agradable recorrido por el museo entramos en la zona del horno y pudimos sentirnos sopladores de vidrio durante un breve lapso de tiempo. De la mano del Maestro Soplador Diego Rodríguez pudimos trabajar y crear con nuestras propias manos, supervisados por Diego obviamente, nuestras pequeñas obras de arte. Es una delicia ver como este maestro trabaja el vidrio, con la enorme serenidad y soltura con la que lo maneja. Ante nuestras atónitas miradas nos enseñó como lo que empieza siendo una masa incandescente de aspecto meloso, en apenas unos segundos de proceso y virtuosismo, se convierte en una brillante y reluciente pieza.
Después de conocer los entresijos de esta centenaria profesión llegó el momento de la comida. Un momento distendido que pude aprovechar para desvirtualizar a otros ‘bloggeros’ que aún no tenía el placer de conocer en persona, disfrutamos de un rico menú regado por unas cuantas cervezas Alhambra Reserva 25, un producto mimado y que refleja el mismo buen hacer por parte de sus fabricantes que Diego, minutos antes, nos había mostrado moldeando el vidrio. Cervezas, amigos y arte, mucho arte, una combinación perfecta para una jornada inolvidable.
En este video podéis ver un resumen del evento y el enorme talento de Diego, no os lo perdáis…
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“Calidad y cantidad asgaya”