Revista Música
Aunque la música negra no aparezca en abundancia por aquí, eso no quiere decir que no se la quiera o tenga aprecio. De hecho, mis primeros contactos con la música seria -creo que Horacio Pinchadiscos no cuenta como tal- fueron con artistas como Stevie Wonder o Tina Turner, que mi padre tenía en cintas destrozadísimas pero a la vez entrañables y que escuchaba de crío.
Una de mis teorías o interpretaciones sobre el estado de la actual música negra comercial -léase Soul, R´n´B y demás- es que el género lleva un buen par de décadas cayendo en un profundo estado de estancamiento cuando no de claro retroceso.
La causa de esta sensación que tengo se debe a múltiples factores:
El primero creo que es el de la excesiva presencia que el Hip Hop -un subgénero que me encanta en si mismo y que es de los más recientes en cuanto a su aparición- ha tenido y tiene en el mundo de la producción musical del Soul y R´n´B actual. Son dos mundos original y formalmente contrapuestos que a la larga está resultado perjudicial incluso para ambas músicas. Y me explico: Mientras en el Hip-Hop y en el Rap siempre se ha tenido como rasgo positivo la presencia de un ritmo constante, reiterativo e imparable, con esos samples repetitivos y ese contacto con la música electrónica; el Soul ha sido de toda la vida una música basada en la instrumentación, cálida y eminentemente orgánica. Y si hablamos de cuestiones líricas pues más de lo mismo. Con todas estas fusiones en las que es raro no ver en el videoclip de la artista buenorra de moda la presencia del rapero de turno y viceversa, creo que están haciendo a la larga repito, un flaco favor. Aunque haya casos actuales muy estimables, me da que la tónica general y actual es así…
El segundo es la intromisión del Pop -esta vez en el sentido más comercial y peyorativo que os podáis imaginar- con sus propias visiones del negocio de la música y sus esquemas en la música negra. Antes, las compañías especializadas en estos sonidos -Motown, Stax,...- tenían su propio sello distintivo, vendían y mucho, pero no se podían comparar o no estaban mediatizadas o controladas por raros intereses ajenos al espíritu y al saber hacer negro.
Y el tercero, simplemente, es la típica visión catastrofista y negativa. Esa de la del dicho "los tiempos pasados fueron los mejores". Es decir, que ya no hay cantantes y artistas como los de antes...
Ahora os voy a poner un ejemplo que ayuda a entender este fenómeno de crisis y que siempre me gusta decir porque es muy gráfico y que se da en el apartado femenino: Whitney Houston -muy buena en su época- tuvo como referencia musical a Aretha Franklin -la grande-. En la siguiente generación Mariah Carey -que si no fuera tan rara me hubiera gustado aún más- se fijó en Whitney. Poco después fue Beyoncé la que tuvo en su habitación los posters de Mariah. Y a su vez fue Riahnna de niña la que besaba el suelo que pisaba beyoncé...
Siguiendo está línea… ¿Cuál será el siguiente paso? Miedo me da hasta pensarlo.
Afortunadamente a lo largo de las décadas y más concretamente de los 80 en adelante han ido aparecenido artistas y creadores que han sabido mantener el legado de los mayores con dignidad.
El neoyorquino Luther Ronzoni Vandross Jr. es junto a los legendarios Curtis y Marvin, mi cantante de Soul favorito de todos los tiempos, y además fue uno de esos pocos artistas modernos con porte de auténtico clásico.
Su grandeza radicaba en el hecho de haber continuado la senda y recogido, en plenos años 80, la antorcha que Marvin Gaye, Ottis Reding o Sam Cooke portaron en su momento para la alegría de nuestros oídos.
En mi opinión, Luther fue el último gran vocalista Soul clásico. Los que vinieron después además de cantar con un micro de esos de oreja, tuvieron que aprender a bailar “descamisaos”... ¡Y qué queréis que os diga! Eso no me dice nada.
En su biografía destacan varios hitos a mencionar: en los primeros 70 descolló entre el resto de jóvenes artistas por su habilidad y competencia en las facetas de vocalista, productor y compositor, el hecho de que acumulara todas esas cualidades llamó la atención entre unos cuantos prestigiosos músicos de la época e hizo que llegara a prestar sus servicios musicales a damas como Diana Ross, Roberta Flack o Chaka Khan.
Además de todo esto, el Bowie post-Glam, siempre ojo avizor y atento a la hora de captar talentos a los que unir a su causa, contó con la colaboración de Luther en el disco "Young Americans" de 1974. En este trabajo le podemos escuchar en las tareas de coros y coescribiendo el tema “Fascination” :
Tras esta tremenda progresión, por fin apareció la oportunidad de grabar un par de álbumes para Cotillion Records con los que lanzar su carrera en solitario. Para ello contó con la ayuda de una banda que quedó bautizada bajo el nombre del líder: Luther. Con el primer álbum homónimo de 1976 y "This Close To You" un año después, ya nos mostraba algunas de sus cualidades vocales y estilísticas…
Vinculado a la escuela de los grandes románticos como anteriormente señalamos, la voz de Luther Vandross era suave y aterciopelada, pero como en todos los virtuosos, tampoco es que estuviera exento de un rango de potencia bastante elevado. En resumidas cuentas: un cantante completísimo, con un control, una sensibilidad y una riqueza expresiva fuera de toda duda que asombraba cuando se recreaba –al contrario que otros compañeros- en la sencillez y en el más pequeño de los detalles. Era admirable.
A todo esto ayudaba que estuviera especialmente dotado para las baladas, como bien se demuestra en esta canción:
Su nombre se iba haciendo cada vez más y más grande, pero el espaldarazo final llegó con “Never Too Much” de 1981. Cambio de compañía –ahora Epic-, cambio de aires y esta vez sí, llegó el éxito más rotundo: alcanzó el puesto número 19 en la lista ventas americana en la categoría Pop y el número 1 en la de Música Negra, obtuvo un doble platino y no ganó las llaves de oro del pueblo de San Andrés del Congosto pues porque Dios no quiso, que si no también caen…
¿Y tan bueno es este álbum para recibir todos esos merecimientos?
Mi respuesta es sí. Ahora veréis cuáles son las razones y elementos que hicieron del “debut” de Luther Blues uno de los mejores discos de Soul y R´n´B:
Para “Never Too Much”, esta vez Luther lo quería tener todo atado y bien atado, así que se encargó de la producción entera del álbum. Pero como no era tonto, para ello se hizo rodear de gente con galones y saber hacer. Dentro del numeroso equipo artístico que trabajó en el álbum destaca la presencia y el ritmo del baterista Buddy Williams –uno de los percusionistas más grabados de todos los tiempos y del que no tenía ni idea de su existencia y de su dilatada e impresionante carrera música hasta que me puse a investigar a los autores materiales de este discazo.
Pero la sección rítmica, tan importante en la música negra, no quedaba únicamente en manos de Buddy ya que uno de los maestros del bajo eléctrico, Marcus Miller, empleaba sus cuatro cuerdas en todos los cortes de este disco. Marcus sería uno de los colegas más fieles de Luther y trabajaría con él en el bajo y en las letras en prácticamente todos sus discos.
Su sonido elástico y preciso es único, y se agradece.
El resultado musical de unir a estas dos profesionales del ritmo y la voz de Luther es una tremenda canción de poderoso aire Funk que da título al disco, y que aunque mucha gente seguro que conoce, no poner sería casi imperdonable:
Quien haya prestado atención a la canción habrá notado que el piano y las cuerdas también tenían su espacio. Y la verdad es que así es. A Luther le gustaba que su obra tuviera ese nexo en común con la música anterior. Por eso no dudó en dotar a sus canciones del toque clásico que daba el piano y de los siempre agradables arreglos de cuerda, aunque la amenaza de los sintetizadores ya se estaba viniendo en camino…
Para esta tarea tan encomiable contaba con la presencia de dos grandes aliados:
El primero era Nathaniel Adderley Jr.–hijo de Nat y sobrino de Julian “Cannonbal” Adderley, conocidísimos por los amantes del Jazz- encargado de los teclados y posteriormente de la dirección musical de muchos de sus discos.
El segundo fue Paul Riser, un señor de la vieja escuela que sirvió en sus tiempos como miembro de los Funk Brothers como trombonista y como arreglista en la mitiquísima Motown –esto lo estoy escribiendo de pie, que conste en acta-.
Además había gente de Chic como Fonzi Thornton en los coros… ¡Una retahíla de profesionales vaya!
Con toda esta acumulación de talento dentro de un estudio lo normal es que salieran canciones redondas como churros, y así fue. Así que ya saben: si ven este disco ¡cómprenselo y sus oídos lo agradecerán!
Ahora, aquí y una vez más, Luther hace gala de su portentosa técnica con una de las interpretaciones vocales más grandiosas e increíbles de la Historia que haya tenido el placer de escuchar. El tema es un original de Burt Bacharach y Hal David que fue cantado por vez primera en 1964 por Dionne Warwick. Luther Vandross, que siempre se fijó en las enseñanzas de sus maestros, quiso rendir tributo a Dionne y a esta tremenda canción de dos minutos y pico con una reinterpretación que llevó de forma magistral a los siete. Estamos hablando de “A House Is Not A Home” :
Pocas veces, prácticamente con los dedos de una mano, un artista sea del estilo que sea, me ha puesto los pelos de punta o los ojos húmedos, y este tío lo logró…
Me gustaría sobre todo que con esta entrada recuerden a Luther como el último de los clásicos, el último que prefirió llegar a la cumbre únicamente con la ayuda de su majestuosa, elegante y sobria voz.