"Una lectora..." contiene numerosas referencias bibliográficas interesantes, de forma que lleva a cabo una de las teorías que plantea, autores llevan a autores, libros llevan a otros libros.
"La reina no tardó en llegar a la conclusión de que probablemente lo mejor era conocer a los escritores en las páginas de sus novelas, y más bien como productos de la imaginación del lector, al igual que los personajes de sus libros. No parecían agradecer que alguien hubiera tenido la gentileza de leer sus escritos. Al contrario, parecían haber tenido la amabilidad de escribirlos
(...)
No era una lectora benévola, y muchas veces deseaba haber tenido delante a los autores para cantarles las cuarenta(...) No obstante, a pesar de lo desafortunada que fue la experiencia de recibir a la "palabra viva", la reina no perdió su afición a la literatura. La disuadió de conocer a escritores, y en cierta medida de leer a autores vivos."No leer autores vivos. Hay algo muy macabro en esta expresión. Y sin embargo sé que hay gente que la usa, supongo que algunos la llevarán también a cabo. Yo no les entiendo.No sé qué placer encontrarán en leer sabiendo que ese autor que tanto les ha gustado jamás escribirá ya nada; o que nunca podrán desahogarse haciéndole saber lo mucho que han disfrutado leyéndole, o por qué; que jamás conseguirán una dedicatoria personalizada de su puño y letra; que no podrán encontrarlos por casualidad en la calle; que ya no tendrán la oportunidad de formularles esa pregunta que les corroe, que ya no sabrán la respuesta.
Si solo lees autores muertos, no leerás algo que ha escrito ese amigo que no sabías que escribía y que, quizá, es muy bueno; ni esperarás con ilusión el libro nuevo de ese escritor que admiras desde hace tiempo, no serás el primero que lo compre; no podrás escuchar en su voz los textos que tan bien conoces: no podrás, jamás, estrechar su mano.