Revista Cultura y Ocio

Una lectura de “Puente” de Gustavo Cerati, por Mauro Marino Jiménez

Publicado el 06 julio 2017 por Mauro Marino Jiménez @mauromj

Hoy quisiera compartir una breve lectura de esta enigmática canción. Espero que les guste.

Puente

Hoy te busqué

En la rima que duerme

Con todas las palabras

Si algo callé

Entendí todo

Menos la distancia

Desordené átomos

Tuyos para hacerte

Un día más, un día más

Arriba el sol

Abajo el reflejo

Ve cómo estalla mi alma

Ya estás aquí

Y el paso que dimos

Es causa y es efecto

Cruza el amor

Yo cruzaré los dedos

Y gracias por venir

Gracias por venir

Adorable puente

Se ha creado entre los dos

Cruza el amor

Yo cruzaré los dedos

Y gracias por venir

Gracias por venir

Adorable puente

Cruza el amor

Cruza el amor

Por el puente

Como un puente

La presente canción, incluida en el álbum (1999) del cantautor Gustavo Cerati, aboca su temática en el discurso que un locutor personaje (el que habla en la canción) establece con un alocutario representado (a quien se dirige el discurso) en una aparente ausencia física de este último. El primer verso ("Hoy te busqué") manifiesta, implícitamente, el deseo de encuentro. Esta dicotomía entre presencia deseada y ausencia real se desarrolla sutilmente en el terreno de lo discursivo, como se evidencia en los subsiguientes versos, en los que se define la relación entre locutor y alocutario en términos de y : " rima que duerme" (v. 2), "Con todas las palabras (v. 3) y "Si algo callé " (v. 4).

Las consecuencias de la relación mencionada se mide en el plano de lo que se dijo o lo que se dejó de decir, siguiendo una causalidad entre la presencialidad y la ausencia. Por lo tanto, en el intervalo de los versos 4 al 7, se manifiesta un locutor arrepentido de no haber dicho lo necesario para evitar la lejanía, ya sea por el orgullo de un supuesto conocimiento total de las cosas o el deseo de querer mantener su autonomía. Sin embargo, es incapaz de entender "la distancia" (v. 7). Es decir, no puede soportar la lejanía. Esta metáfora pura, conformada en entender todo, menos la distancia hace referencia a un intenso deseo de que el alocutario permanezca en estado de presencia:

Entendí todo

El segundo fragmento de la canción manifiesta una situación diferente. Las metáforas "Arriba el sol" (v. 8) y "Abajo el reflejo" (v. 9). hacen referencia no solo a la altura como un significado de hegemonía del (claridad) frente al (apariencia), sino también a la visibilidad que trae el primero, como haciendo referencia a la alegoría de la caverna de Platón en la que la verdad se encuentra representada como la luminosidad del aire libre frente a las sombras que representan la falsedad del mundo. Por lo tanto, la elocución ya no es un reflejo (como ocurría en aquello que se calló previamente), sino un franco sinceramiento, como se observa en la hipérbole "Ve cómo estalla mi alma" (v. 10).

Como consecuencia de este sinceramiento, ocurre la situación deseada: el alocutario se encuentra presente a partir del verso 15 ("Ya estás aquí") y a lo largo del resto de la canción. Por ello, se recurre a la repetición explícita "Gracias por venir" en los versos 21, 26 y 27. No existe recelo en las expresiones que el locutor ofrece, pues ha manifestado sus sentimientos a los que poco a poco va definiendo como un "Adorable puente" (v. 22 y 28) entre ambos. Es más, a partir del verso 30 se recurre a resemantizaciones de lo que significa "amor" y "puente" a través de un intercambio de sustantivos y verbos. Por ello, en los versos 29, 30 y 31 se evidencia una transformación entre vocablos, en los que el locutor busca el amor del alocutario pidiéndole que cruce el amor por el puente:

Cruza el amor

Cruza el amor

Por el puente

Entre los versos 32 y 34 ocurre un efecto similar. El locutor abandona la sofisticación inicial y embargado en sus sentimientos recurre al símil para dirigirse a la segunda persona y pedirle que use el amor como un puente . Para que pase al otro lado sin temores.

Como un puente

Aunque la representación del alocutario es un factor clave en cuanto a lo que se le dice, resulta sumamente interesante el proceso de sinceramiento de un locutor que parecía entenderlo todo a través de un lenguaje altamente metafórico al principio pero que, presa del amor, va cayendo en una sutil reiteración de sus emociones. Emociones que no entiende del todo y que trata de representarlas como un puente. Un punto de convergencia y de riesgo entre este y la persona a la que se dirige. No solo lo hace con palabras. Lo hace con desplazamiento hacia lo desconocido, sabiendo únicamente que quien está al otro lado corre el mismo riesgo y apela cariñosamente a la convergencia. La música y el video, luego de esta u otra lectura, constituyen otra jugosa cereza.


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