Revista Educación
Publicado en la revista UAKIX Existe desde hace tiempo, un gran debate entre los especialistas que opinan que la medicación en el TDAH es necesaria y los que consideran que no podemos medicar, con un derivado de las anfetaminas, a los niños. Este dialogo, se vuelve cada vez más enérgico conforme aumentan los diagnósticos y la cantidad de niños que “consumen” esta medicación.
Pero, aunque el debate está en el aire y se encarniza, las opciones para tratar a estos niños no suelen incluirse. En este artículo pretendemos que todas las personas que traten con niños diagnosticados con TDAH, tengan otras alternativas. Una forma de entender mejor a estos niños y sus características especiales. La pregunta que se hacen muchos especialistas y padres hoy en día ¿Es un niño movido algo raro o lo normal en los más pequeños es que salten, corran y se aburran en clase?¿Y no será, que hoy en día, tiene pocas oportunidades de movimiento y juego?
Si estudiamos la evolución de la especie humana, los niños se han criado siempre en y desde el suelo. Hasta hace poco, los niños tenía más libertad de movimiento, corrían en las calles, en los parques y en cualquier sitio que tuviese al menos dos metros de longitud, incluido el pasillo de casa o el del colegio. Podían saltar desde los bordillos o trepar por las paredes. Ahora los tiempos han cambiado, vivimos en la era de las máquinas. Son los niños de las nuevas tecnologías, todo lo hacen las máquinas. Viven en el mundo del ordenador, del televisor, de la consola, del móvil, de la tablet y de la pizarra digital. Y nos sorprende y nos encanta que con solo tres añitos sean capaces de encender el aparato y ponerse la aplicación que más les gusta, y aunque esto no es malo, si que deja poco tiempo para el desarrollo motor que necesitan.
¿Y porque unos niños sí y otros no? Pues sencillamente porque no todas las personas procesamos los estímulos sensoriales de la misma manera, y mientras unos son capaces de nutrirse sensorialmente y regularse de forma más natural, otros necesitan “algo más”.
Cada vez más personas en España conocen la Integración Sensorial, introducirla en nuestro país es difícil debido a la mentalidad pro-medicina tradicional que tenemos, pero las cosas empiezan a cambiar, y muchas personas (sobre todo padres y profesionales que trabajan con niños) se dan cuenta de que ciertas “verdades” no tienen porque ser absolutas y toman su propio camino hacia un nuevo conocimiento.
La Teoría de la integración sensorial, desarrollada por la doctora Jean Ayres, es una respuesta científica a múltiples y muy diversos problemas infantiles de aprendizaje, comportamiento, desarrollo y descoordinación motriz, tales como la hiperactividad, la mala inserción escolar, los problemas de alimentación, ect..
Esta teoría se basa en el hecho de que los estímulos vestibulares (los relacionados con el movimiento), los propioceptivos (los relacionados con los músculos y articulaciones) y los táctiles no son interpretados por el sistema nervioso de estos pequeños de la misma manera que lo hace el sistema nervioso de la mayoría de los niños.
Como resalta Isabelle Beaudry, terapeuta ocupacional, en su libro Problemas de aprendizaje en la infancia – La descoordinación motriz, la hiperactividad y las dificultades académicas desde el enfoque de la teoría de la integración sensorial, Las deficiencias en el procesamiento sensorial se manifiestan frecuentemente en comportamientos de búsqueda de estímulos o de evitación de estímulos. En ambos casos, la consecuencia es que el niño se mueve mucho, lo cual interfiere tanto en su capacidad de prestar atención como en su comportamiento, que muchas veces no es el que los demás esperan de él. Asimismo, ese procesamiento sensorial anómalo provoca que al pequeño le resulte difícil filtrar, seleccionar los diversos estímulos sensoriales que recibe. Porque atiende en la misma medida a la sensación de la ropa sobre su piel, que al ruido de un camión en la calle o a la voz de la maestra en clase. Es decir, su cerebro no es capaz de inhibir las sensaciones sin relevancia para atender solamente a las que la tienen.
Isabelle Beaudry, especialista y pionera en nuestro de esta teoría, nos regala en su libro Tengo Duendes en las Piernas la historia de Daniel, un niño de 6 años que no puede estar quieto porque tiene unos duendes pequeñitos en las piernas que le pinchan todo el tiempo y nos explica que Daniel necesita estímulos vestibulares y propioceptivos para poder estar a gusto. Tan fuerte es su necesidad de estimular el sistema nervioso central, que le impide implicarse y disfrutar con otras actividades más sedentarias.
Viendo al niño desde este punto de vista se abre una nueva lente para entender las dificultades que tienen los niños con TDAH, quizá sea una gran alternativa desde donde poder entender y tratar al niño, dándole los estímulos que necesita y adaptando su entorno para que pueda ser funcional con cosas muy sencillas.
Existen múltiples casos de personas de éxito con un historial de hiperactividad en su infancia, cuyas dificultades se transformaron en habilidades cuando se les daba la oportunidad de canalizar adecuadamente su búsqueda sensorial y sus problemas de conducta y adaptación fueron desapareciendo o disminuyendo cuando recibían los estímulos que su SNC necesitaba para regularse.
En muchas ocasiones, son los padres los que, conociendo las características de sus hijos, se darán cuenta de que los castigos sin moverse de una silla, o el no salir al patio, lo que generara es más ansiedad y nerviosismo en el niño. Y en cambio los deportes como natación o judo, los calman más por que los nutren de mayor información sensorial y son mucho más funcionales después de una sesión de estos deportes.
En los centro de Terapia Ocupacional Pediátrica, trabajamos con el enfoque de la Integración Sensorial, proveyendo a los niños de los estímulos necesarios para un buen funcionamiento según la necesidad de cada uno. Lo que percibirán ellos cuando vengan a un centro de estas características es la satisfacción de que existe un sitio donde comprenden sus necesidades y que las cosas parecen diferentes después de una sesión, y los padres encontrarán respuesta a muchas de las preguntas que se han planteado desde hace algún tiempo. ¿Quizá podamos convertir entre todos estas dificultades en habilidades?
Silvia Navarro Amat
Terapeuta Ocupacional
Centro de Terapia Ocupacional Pediátrica Sentits