"Aquella vez quería abrir la carta y la rompió. Ahora quería romper la carta y la abrió. Desde la hoja lacerada lo observó con sorna la personalidad de aquella letra femenina azul pálido que ahora podía explayarse en varias líneas"
"Leónidas estaba aturdido. Tras una eternidad de dieciocho años la verdad había alcanzado al que se creía protegido por todas partes. Ya no le quedaba escapatoria ni posibilidad de marcha atrás. Ya no podía sustraerse a esa verdad a la que se había abierto en un instante de debilidad. EL mundo se había transformado a fondo para él y él para el mundo. Las consecuencias de esa transformación eran imprevisibles y él lo sabía, aunque su espíritu acosado no pudiera aún medirlas. ¡Una inocua solicitud! Pero en esa inocua solicitud Vera le había hecho saber que tenía un hijo adulto y que ese hijo era de él"
Una carta escrita con una "letra femenina azul pálido" llega al domicilio de Leónidas y Amelie, un matrimonio bien avenido, acaudalado, estable.
A Leónidas le da un vuelco el corazón, ha reconocido esos trazos. Consigue esconderla, que Amelie no la vea y así poder tener tiempo para decidir si abrirla o dejarla pasar, como hizo con aquella otra que nunca llegó a abrir.
"¿De donde venía aquel terror indigno e incomprensible que sintiera minutos antes cuando esa carta lo miró de pronto fijamente entre toda su correspondencia anodina? Era uno de esos terrores que provienen de los inicios de la vida. Uno de esos miedos que que no debe ni puede sentir un hombre que ha llegado a la cúspide y casi ha completado su trayectoria"
Una carta que vendrá a recordarle su infidelidad, aquellas seis semanas apasionadas con Vera, probablemente su primer y último amor verdadero, hacía ya más de dieciocho años y que le infundirá un terrible desasosiego por su posible y hasta ahora desconocida paternidad, que quizás pueda poner en peligro su opulenta vida actual, todo aquello por lo que ha luchado.
"Dieciocho años suponen una transformación inagotable. Representan más de media generación, un relevo casi total de los seres vivos, un océano de tiempo que diluye, hasta anularlos, delitos peores que una cobarde indignidad en el amor"
"Leónidas estaba aturdido. Tras una eternidad de dieciocho años la verdad había alcanzado al que se creía protegido por todas partes. Ya no le quedaba escapatoria ni posibilidad de marcha atrás. Ya no podía sustraerse a esa verdad a la que se había abierto en un instante de debilidad. El mundo se había transformado a fondo para él, y él para el mundo. Las consecuencias de esa transformación eran imprevisibles y él lo sabía, aunque su espíritu acosado no pudiera aún medirlas"
¿Cual será el motivo real de su desasosiego? ¿El miedo a perder a Amelie porque de verdad la ama, o el elevado nivel de vida que conlleva estar junto a ella? ¿Cogerá Leónidas ese tren, o decidirá dejarlo pasar? Franz Werfel, novelista dramaturgo y poeta nació en Praga (1890). Escribía sus obras en alemán y fue coetáneo y colega de Franz Kafka, Max Brod, Martin Buber y otros intelectuales judíos de comienzos del siglo XX.
Se casó en 1929 con Alma (Schindler) Mahler. En 1938 fue identificado como judío y tuvo que huir con su esposa de Austria, donde residía, a Francia. Tras la ocupación alemana del país galo en la Segunda Guerra Mundial, el matrimonio Werfel volvió a huir, esta vez a los Estados Unidos, con la ayuda del periodista estadounidense Varian Fry.
Werfel murió en Los Ángeles en 1945 y fue enterrado allí, en el cementerio de Rosendale. Su cuerpo fue exhumado y devuelto a Viena en 1975 para ser enterrado en el Zentralfriedhof.
Se considera uno de los poetas más importantes del "expresionismo" y se hizo famoso internacionalmente en 1933, cuando publicó "Los Cuarenta Días de Musa Dagh", una novela escalofriante que llamó la atención mundial sobre el genocidio armenio por parte de los turcos. Otra de sus novelas más importantes es "La canción de Bernardette" (1941).
Hasta ahora este autor checo era desconocido para mí, así que cuando una usuaria de mi biblioteca me la recomendó con entusiasmo, me decidí a leerla.
Es una novela muy cortita (tan sólo 141 páginas), que se lee en una sentada. La base del argumento es simple, quizás demasiado manida, demasiado trillada: la infidelidad, sus estragos a corto y a largo plazo, sus consecuencias.
Franz Werfel nos narra como una simple carta, unas pocas las líneas sobre un papel evocando aquel desliz, dan al traste con la estabilidad emocional de nuestro protagonista.
¿Qué me ha parecido? ¿Me ha gustado?
En términos generales sí, me ha gustado. Pero yo esperaba algo distinto, algo más.
El libro no está mal, me ha mantenido interesada, he disfrutado a ratos leyéndola, pero le ha faltado algo para conseguir engancharme del todo. No sé muy bien el qué.
Lo que le salva es sin duda el hecho de estar muy bien narrada, con una cuidada prosa denotando constantemente estar escrita por un novelista que además es también poeta.
Por este importante detalle y porque la valoración conjunta de un libro no es sólo lo que el autor te cuenta, sino además como te lo cuenta y su estilo, mi puntuación esta vez va a ser la intermedia: le pongo dos "deweys"