Revista Cultura y Ocio

Una letra femenina azul pálido. Franz Werfel

Por Mientrasleo @MientrasleoS

Una letra femenina azul pálido. Franz Werfel
     "La correspondencia estaba sobre la mesa del desayuno. Una respetable pila de cartas, pues Leónidas había festejado poco antes su quincuagésimo aniversario y aún seguían llegando diariamente felicitaciones atrasadas. Leónidas se llamaba, en verdad, Leónidas. Debía aquel nombre tan heroico como abrumador a su padre, un pobre catedrático de instituto que, aparte de esa herencia, sólo le había dejado la colección completa de clásicos greco-latinos y los números de la revista Tûbinger altphilologische Studien correspondientes a un decenio."
     A partir de las cincuenta páginas, aproximadamente, se considera que un relato pasa a denominarse novela. Sin embargo no suele ser cuestión de extensión el que una historia se quede con el lector. Hoy traigo a mi estantería virtual, Una letra femenina azul pálido.
     Conocemos a Leónidas pasado su cincuenta cumpleaños. Tan cerca, que sigue recibiendo felicitaciones y, un día cualquiera, entre ellas, llega una carta con letra sesgada, femenina, en un color azul pálido. Turbará esta carta su existencia provocando que recuerde a Vera, aquella mujer a la que amó estando casado y que ya le escribiera otra carta hace años que jamás llegó a leer por miedo a su celosa esposa. Una carta y unas letras que llegan sin avisar cambiándolo todo, haciéndole recordar.
     Menos de cien páginas tiene esta novelita que uno encuentra por casualidad, disfruta de una sentada y regala después casi con la obligación de quien comparte un descubrimiento. Viajamos en el tiempo y el espacio hasta Austria para conocer a este Leónidas que se hizo a si mismo gracias al frac de un suicida, que se reinventó y llegó a lo más alto casándose con la heredera más hermosa y pudiente de la ciudad. Un hombre íntegro que jamás olvida sus raíces, un hombre honesto... que una vez conociera a otra mujer capaz de hacer que se desviara de su rumbo, acaso de su destino. Y esta será la historia que esboce el autor en el recuerdo de su protagonista mientras avanza el presente, y abrimos la carta, y conocemos sus letras, y también a Vera. Con una atmósfera que se adapta perfectamente a eso que conocemos como viejo continente, Werfel demuestra que no es necesario caer en la tentación del exceso de páginas para contar una historia completa cuajada de sentimientos en cada página. Utilizando para ello un narrador omnisciente que nos deja penetrar en sus personajes, y articulándose cual trípode en Leónidas, Amelie, su esposa, y Vera. Y utilizando la ambigüedad de una carta en exceso formal como detonante de lo que podríamos pensar es una novelita romántica que tratará el tema de la infidelidad y la purga de la misma, el autor nos conduce a un sorprendente desenlace que permite al lector obtener una visión de conjunto diferente. Ahora ya conocemos la época, aquella en la que ser alemán o judío era vital... y también cómo el pasado por mucho que uno crea lo contrario, tiene la mala costumbre de negarse a morir.
     Werfel tiene algo de poético en sus letras, quizás porque fuera también poeta, que ha provocado su comparación con otros nombres más conocidos en nuestro país, como el de Zweig. Sin embargo, tal vez su mayor similitud sera el conocimiento del universo interior de los sentimientos, incluido el femenino, y su capacidad para abrir una ventana al observador sin necesitar para ello más que un puñado de líneas. Y es que, Una letra femenina azul pálido, pertenece a esos libros que uno lee sabiendo que no será la mejor de sus lecturas, pero sí una de esas fielmente recordada. Un placer dosificado, un gran libro pequeño.
     Y vosotros, ¿le dais importancia a la extensión de un libro?
     Gracias.

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