La localidad de Guadamur perteneció a don Ramiro Ponce y que la obtuvo de la siguiente manera.
Se cuenta que Don PedroI residía en Torrijos allá por los primeros meses del año 1353.
Había escogido a esta localidad como centro de su Corte para estar más cerca de su amada María Padilla, pero ni el estar casado con doña Blanca de Borbón ni sus amores con María impedían que este rey tratara de enamorar a toda aquella doncella que le gustara y tener con ella una aventura amorosa. durante sus andanzas por tierras de Toledo, conoció y cortejo a una doncella huérfana, muchacha de gran belleza, perteneciente a la pequeña nobleza, cuya casa solariega radicaba en Talavera de la Reina, que se llamaba doña sol Ponce de Arenas, la cual estaba prometida a un caballero de esclarecido linaje. como este hecho impedía a don Pedro sus propósitos, llamó a don Ramiro, hermano de doña Sol, y le pidió que le quitara la vida a su rival, prometiéndole toda una serie de mercedes a cambio de su vil servicio.
Y cuenta la crónica que estando doña Sol en su cámara leyendo una misiva de su amado, apareció en ella don Pedros con su roja barba, una magnifica vestidura, una actitud arrogante y lleno de pasión requiriéndola de amores y susurrándole en sus oídos palabras llenas de galantería.
En aquel momento apareció en la escena don ramiro sudoroso, jadeante, el cabello revuelto, el semblante extremadamente pálido, cubierto de polvo, y la empuñadura y hoja de su daga teñidas de sangre, el cual, hincándose de rodillas ante su rey le dijo: “señor, he cumplido las órdenes que V.M. me dio.
Reté al hombre que vos me indicasteis como enemigo vuestro y de mi honra, y le he dado muerte”. Doña Sol enseguida se dio cuenta a quién había asesinado su hermano y no pudiendo resistir tal desventura cayó desplomada sin sentido en el pavimento.
Al día siguiente, don Pedro mandó llamar a Ramiroy, en presencia de su Corte le dijo: “Os concedo la posesión, para vos, vuestros hijos y demás descencencia directa, de las torres fuertes de Guadamur” y de las tierras que comprende su término.A más de esto, mi tesorero Samuel os ha de entregar, por mi aviso, 500 ducados. Ahora cuidad de vuestra hermana a quien habeis traído el último recuerdo de su amante y os autorizo a transferirle mis donaciones”.
Guadamur pasó de esta manera a poder de don Ramiro, pero dicen que no se le volvió a ver una sonrisa en su cara ni disfrutar desde entonces un momento de reposo, como si una maldición del cielo hubiese caídosobre su cabeza. No tuvo descendientes y su hermana doña sol ingresó en el monasterio de Las Huelgas, donde pasó el resto de sus días, meláncolica y abatida.
• Jueves, abril 26th, 2012Fuentew: http://www.caminandoporparedes.com/blog/?p=7937
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