Imagen. Monumento a "El niño chasque".
La leyenda.
Cuenta la leyenda que a Hill se le ocurrió esta idea en un viaje que realizó por Escocia y estando en una posada mientras se calentaba cerca de una estufa llega el cartero con una misiva para la propietaria del local. Ésta toma la carta, lee el remitente y la dirección para luego devolvérsela al cartero alegando que es demasiado pobre como para pagar el monto del costo de la carta.El cartero la toma y cuando se está retirando Hill lo detiene para pagar la media corona que era el monto del precio de la carta que al cambio actual no tengo ni idea de cuanto sería, ya que sintió pena por la pobre mujer que no se enteraría de lo que contenía el interior del sobre. La posadera recogió la carta y la dejó sobre una mesa sin preocuparse por su contenido. Luego dirigiéndose al generoso huésped le dijo con mucha amabilidad:
“Señor, le agradezco de veras el detalle que ha tenido de pagar el importe de la carta. Soy pobre, pero no tanto como para no poder pagar el coste de la misma, no lo hice porque dentro no hay nada escrito, sólo la dirección. Mi familia vive muy lejos de aquí y para saber que estamos bien nos escribimos cartas, pero teniendo cuidado de que cada línea de la dirección esté escrita por diferentes manos. Si aparece la letra de todos, significa que todos están bien. Una vez que corroboramos la dirección de la carta la devolvemos al cartero diciendo que no podemos pagarla y así tenemos noticias unos de otros sin que nos cueste un penique”.
Luego de este suceso (supuestamente) es que se le ocurre a Hill la idea del sello postal.