Revista Infancia

Una llamada de amor

Por C2e

Vivimos rodeados de amor a nuestro alrededor. A veces vivimos tan rápido que no nos damos cuenta y no llegamos a percibirlo. Siempre andamos ocupados de aquí para allá en un millón de quehaceres que no nos dejan pararnos y saborear todo el amor que nos rodea. El amor de nuestros padres, de nuestros amigos, de nuestra familia, de nuestros hermanos, incluso de los animales y de la vegetación que nos rodea nos da amor a su manera.
Pero a veces no sabemos percibir el amor que tenemos cerca y llamamos la atención de muchas maneras para conseguirlo.
¿Podrías averiguar entre las personas que tienes cerca cual es su llamada de amor? ¿Y tus llamadas propias?
Cuando mamá se levanta una mañana cansada, donde todo lo ve oscuro y lo único que piensa es en echar sal al café de papá, es porque está reclamando amor.
Cuando tu hijo no quiere nada de lo que le ofreces, ni comida, ni juguetes, ni juegos y lo tienes pegado a tu pierna sin soltarse, es porque está reclamando amor.
Cuando papá decide sentarse solo y enojado, quejándose del ruido que hay siempre y de lo cansado que está, es por que está reclamando amor.
Cuando los hijos adolescentes se frustran y te dicen que no los entiendes y que no sabes lo que les pasa, están reclamando amor.
Cuando tu mejor amiga no tiene ganas de hablar ni quedar y no te coge el teléfono, es porque está reclamando amor.
Una llamada de amor 
Una reclamación de amor no tiene por qué ser una llamada directa en la que la persona te pida amor abiertamente. En muchas ocasiones es todo lo contrario, nos ponemos a la defensiva y no sabemos como pedir amor. Esto sucede cuando se nos olvida amarnos y necesitamos que nos recuerden que es el amor.
Cuando te encuentres en una situación así, párate a pensar que está pasando, acompaña a la persona y dejad fluir vuestros sentimientos de forma positiva y sin coacciones, soltad todo los pensamientos negativos sin victimizaros. En unos minutos un aura de paz os rodeará y todo se llenará de amor.
No olvides respetarte, agradecer cada día y amarte, porque amarnos a nosotros mismos es fundamental para amar a los demás. Dedicate unos minutos al día para practicar el respeto y el amor propio.
Recuerda que una llamada de amor también se puede mostrar con frustración, miedo, negatividad o incluso agresividad. Al volver al amor todo eso desaparece.
En los niños pequeños y bebes parece mucho más fácil detectar una llamada de amor que en los adultos. Los bebes y los niños no tienen prejuicios ni normas sociales que les hagan esconder sus sentimientos. Los adultos vivimos de cara a unas normas absurdas donde las emociones y los sentimientos parecen no tener cabida.

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