Revista Cultura y Ocio
El retrato de una ciudad acogedora y esquiva a partes iguales, de una familia unida por los frágiles lazos de la necesidad y del amor y la mirada única de una mujer maravillosa en un momento extraordinario.
Faltan unas horas para la medianoche. Por fin, después de varias tentativas, Amalia ha logrado a sus 65 años ver cumplido su sueño: reunir a toda la familia para cenar en Nochevieja. Una madre cuenta la historia de cómo Amalia entreteje con su humor y su entrega particular una red de hilos invisibles con la que une y protege a los suyos, zurciendo los silencios de unos y encauzando el futuro de los otros. Sabe que va a ser una noche intensa, llena de secretos y mentiras, de mucha risa y de confesiones largo tiempo contenidas que por fin estallan para descubrir lo que queda por vivir. Sabe que es el momento de actuar y no está dispuesta a que nada la aparte de su cometido.Un cartel luminoso que emite mensajes desde una azotea junto al puerto, una silla en la que desde hace años jamás se sienta nadie, una Barcelona de cielos añiles que conspira para que vuelva una luz que parecía apagada, unos ojos como bosques alemanes y una libreta que aclara los porqués de una vida entera… Una madre no es solo el retrato de una mujer valiente y entrañable, y de los miembros de su familia que dependen de ella y de su peculiar energía para afrontar sus vidas, sino también un atisbo de lo que la condición humana es capaz de demostrarse y mostrar cuando ahonda en su mejor versión.
Una madre es una historia conmovedora, dramática, pero también bastante risueña y enternecedora. Contada en primera persona por Fer, el hijo de Amalia, se nos desvelan secretos, sensaciones, situaciones que nunca nos hubiéramos imaginado.
En la novela aparece un círculo muy reducido de personajes, y aunque esté narrada por Fer, la auténtica protagonista es Amalia, una madre fuerte, que ha sabido sacar a sus hijos adelante aun cuando da la sensación de que ni siquiera puede sacarse ella misma las castañas del fuego.A la voz de Fer, además de a él, conocemos a Silvia, Emma, Olga, Eduardo y Sara. Unos más presentes que otros, unas ausencias que duelen en el alma incluso del lector, y unas presencias que pueden llegar a doler todavía más.
Tenemos distintos escenarios, pero el más central es el salón de la casa de Amalia la última noche del año. Estamos en una cena de Nochevieja con una familia que tiene secretos, pero que saben que les tocará confesarse tarde o temprano. Duele.
El ritmo es muy ágil, y aunque las lágrimas empañen tus ojos, tienes que seguir leyendo, porque confías en encontrar el sosiego en estos personajes que tan hondo calan. Son personajes tan bien construidos que es imposible no creérselos, son tan... como la vida misma. Con su cara A y su cara B, intentando mostrarse fuertes ante las únicas personas con las que podemos mostrarnos débiles: la familia.
Una imagen vale más que mil palabras:
Y es que... es increíble. La magia que tiene Alejandro Palomas para envolvernos y transmitirnos los sentimientos es... no sé. Mira que es difícil dejarme sin palabras, pero este autor lo consigue. Ya me pasó con Un hijo, y Una madre ha sido incluso más intenso. ¿Qué va a pasar cuando lea Un perro? Tendré que tener la botella de agua bien a mano...
En Una madre he encontrado de todo: he encontrado puntos muy graciosos que tiene Amalia, he encontrado emoción contenida en todos los personajes, historias muy dolorosas... A lo largo de la novela, se nos va desgranando una pequeña parte de la historia de estos personajes, de cómo se rompieron y cómo los arregló Amalia. Y es que, quién sino una madre puede arreglar a sus hijos, a pesar de lo rota que pueda estar.
Con este libro me he encontrado muchas veces llorando sin darme cuenta, con el corazón en un puño, apretando las manos... sin saber lo que hacer porque inevitablemente he sentido empatía por cada uno de sus peronajes. Me lo he creído todo, de arriba a abajo, y esto solo se consigue de una manera: escribiendo como lo hace Alejandro Palomas. Con el corazón.
Muchas gracias por descubrirme a estos personajes, a los que guardaré siempre cerca de mí. Primera novela del año, y me atrevo que va a ser una de las lecturas que encabece mis lecturas de 2016.