Aunque el pequeño David Pedraza es un auténtico figura manejando su silla de ruedas, su habilidad se queda corta para recorrer la distancia que separa su casa en La Nucía de su colegio en Altea. A su madre, que es quien lo lleva en coche, también le están poniendo limitaciones desde el Consell. A día de hoy le deben cerca de 3.000 euros en becas de transporte y hasta que no se las abonen ha decidido no volver a enviar a su hijo a clase.
Ana María Pérez dice que no aspira a ser una «madre coraje». Sólo quiere vivir tranquila, con lo que le corresponde tanto a ella como a su familia, para no tener que estar enfrentándose a decisiones como elegir entre comprar potitos y cereales o echar 20 euros más de gasolina. Algunas amigas le han recomendado que vaya al colegio de su hijo, David Pedraza, con una pancarta y se quede allí hasta que el Consell le pague lo que le debe. «Hace poco que David tiene un nuevo hermanito y, entre eso y mi trabajo a media jornada, me es imposible realizar ese tipo de protesta. No obstante, no creo que tenga que estar mendigándole a nadie. Yo sólo pido lo que me han aprobado, ni más ni menos», señala la mujer.Lo que reclama está muy claro. Y de hecho, según los papeles que muestra, está todo autorizado por la Generalitat. Sin embargo, como para muchas otras madres de esta Comunidad, el dinero de Educación no le llega. Pero en el caso de David Pedraza, de 9 años, la situación es algo más dramática, debido a la enfermedad que padece: espina bífida, la cual le tiene postrado desde los 3 años en una silla de ruedas.En 2007, Ana María Pérez recibió un dictamen de escolarización para su pequeño con las necesidades especiales que precisa: un educador, un colegio sin barreras para su silla y un fisioterapeuta. En La Nucía, localidad donde reside junto a sus padres y a su hermano, no había ningún centro que reuniera esas características, por lo que, según cuenta Ana María, una inspectora de Educación en la provincia le consiguió plaza en el colegio público Garganes de Altea, a cambio de darle una subvención de comedor y de transporte por necesidades especiales. Y es que esta mujer, desde ese año, tiene que hacer una media de 36 kilómetros al día para llevar y recoger a su hijo. «Al principio las becas eran muy pequeñas, pero cuando entró en Primaria, ascendían a cerca de los 1.000 euros. El problema es que desde el curso 2011/2012, me han venido aprobando las ayudas pero no me han pagado ninguna», sostiene la madre de David, que llegó de Bolivia con su marido a España hace 12 años.En 2011/2012, la Generalitat le aprobó una beca de más de 700 euros, el curso posterior la cantidad que le concedieron fue de 1.148 euros y en 2013/2014 también le han autorizado la ayuda que estiman que oscile entre 1.000 y 800 euros. A día de hoy no ha visto un euro de todo este dinero, y según le han informado desde la Dirección Territorial de Educación de Alicante, el pago a corto plazo de estas cantidades no parece estar muy claro.Representantes de la Asociación de Espina Bífida e Hidrocefalia de Alicante (Aebha) explican que se reunieron hace dos semanas con la inspectora de Educación de Alicante que lleva este caso y ésta les comentó que, de momento, desde su Conselleria, no podían hacer frente a estas cantidades, por lo que estaban contemplando otras vías para poder abonar la deuda pendiente que tienen con la familia de David Pedraza.El problema es que la madre ya se ha cansado de esperar y de vender más muebles y electrodomésticos de su casa en el mercadillo de La Nucía para poder hacer frente a los gastos. Actualmente, su marido se encuentra en paro y pagan el alquiler con las cuatro horas que ella trabaja como dependienta, pero ese sueldo no lo puede seguir estirando para hacer frente a los cerca de 200 euros en gasolina que se gasta al mes para llevar y recoger a su pequeño. Por eso, ha decidido, de momento, que no acuda a clase hasta que desde Valencia no le den una respuesta contante y sonante.
«El viernes fue el último día que asistió. A él le encanta el colegio, pero, poco a poco, a su manera, va siendo consciente del gasto que nos supone. El lunes y el martes es fiesta en Altea pero el miércoles él sabe que sus compañeros vuelven a clase, por lo que, con todo el dolor de mi corazón, tendré que llevarle al parque o algo así para que no lo pase mal con esta decisión que he tomado», subraya la mujer.Escritos de reclamaciónDesde Aebha han presentado varios escritos en Generalitat, dirigidos tanto a la conselleria de Educación como de Hacienda, reclamando ayudas sin pagar para algunos de sus niños asociados, «pero en el caso de David ya deben demasiado dinero». Según resaltan desde esta asociación, la inspectora les comentó que sí habían recibido alguna transferencia, «pero que el dinero iba destinado a otros conceptos», matizan.
Ana María Pérez también ha planteado el problema a la dirección del colegio, «que es el que me da el dinero de la subvención a través de cheques, pero me dicen que ellos no pueden hacer nada, que tengo que ser yo la que lo pelee», argumenta. Y va a luchar, y su hijo no va a parar de rodar con su silla cuyas ruedas van decoradas con planetas y estrellas. Pero lo va a hacer echando el freno al coche que tanto gasto le genera. «A ver si así se dan cuenta del problema que están provocando».Fuentes de Generalitat apuntaron que durante el mes que viene esperan hacer frente a estas becas que quedan por pagar. «Ya hemos abonado algunas, aunque parece que en este caso concreto todavía no se ha realizado el pago», dijeron.www.diarioinformacion.com/benidorm/2014/02/18/recortes-frenan-historias-superacion/1470522.html
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Revista Solidaridad
Una madre decide no llevar más al colegio a su hijo de 9 años y con espina bífida debido a que el Consell le adeuda 3.000 euros
Por AparcamientodiscapacitadosSus últimos artículos
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