Revista Psicología
Feliz aquí estoy de reencontrarme con ustedes después de este silencio. Vengo aquí justamente para hablarles de los estados de ánimos de los maestros y de los alumnos. Muy relacionado también con mi silencio o los silencios. El caso es que también los maestros de español somos humanos y nos pasan cosas. Ah sí, sí, aunque no se note, nos pasan cosas. También a los alumnos, aunque eso, los maestros siempre lo sabemos. Enhorabuena por el reencuentro, ven y te cuento un poco más.
La verdad que para empezar, quería compartir un poco los avatares de la vida de una maestra bajoneada (esto en argentino). Los últimos tiempos son muy locos, no en mi vida, en el mundo. Estamos todos tratando de salir, sobrevivir, ver luz. Junto al tema económico/social-global se presenta muchas veces complicado también lo personal y la cosa no es fácil. Pero ni modo, a pintarse una sonrisa y salir a enseñar. Ayer una persona muy generosa, me ha inyectado un cuantos miligramos de animol. Esta inyección me ha dado fuerzas nuevas de compartir con ustedes otros conocimientos o simplemente sensaciones. Entonces, qué hacemos esos días, cómo entramos a clase. Yo en lo personal, prefiero no compartir con mis alumnos mis estados, “el show debe continuar.” No creo que deban cargar con mis pesares, creo que la clase de español, es un espacio, no sólo para aprender el idioma, sino para pasarla bien y distraerse de lo que ya cada uno carga, que no es fácil. He entrado a clase cargando las peores noticias sobre mis hombros y les aseguro que ningún alumno se ha enterado. ¿Y los alumnos? Ese es otro cantar. Ellos sí encuentran en general, en mis clases, un lugar para compartir y muchas veces, en los primeros minutos de clase, cuando el alumno cuenta sobre su semana y sus cosas, muchos alumnos comparten sus estados y usan la clase como plataforma para vaciar su corazón. Ni que hablar en clase particular. No me molesta, al contrario. Si puedo ayudar al alumno a sentirse mejor, por qué no. Otras veces, el alumno no desea compartir con el resto de compañeros su infortunio, pero yo me doy cuenta que algo pasa y durante la clase o el recreo me acerco a la persona para hablar y delicadamente veo si la persona quiere compartir conmigo algo o no. Y en cuanto a las situaciones generales de conflicto, muchas veces son todos, o el general que se encuentra depre, ansioso o preocupado. Situaciones del país, la región o el mundo. En estos casos soy terminante, no ignoro lo que está pasando y abro la clase hablando del tema, escuchando a los alumnos, permitiéndoles que se expresen y sea esta una vía de catarsis. Obviamente que siempre el español o la clase de español están presentes de alguna manera.Bueno compañeros, voy preparando dos entradas para los próximos días, una sobre los temas y su cronología para el primer curso (muchos colegas me vienen pidiendo este tema) y otro sobre los pretéritos. Por último, para despedirme, quiero agradecer a todos los lectores los que me escriben y los que no también, que me dan día a día fuerzas y me calientan el alma.