En el detalle que no me fijé fue si la máquina del tiempo llevaba la falda almidoná y si por alguna parte tenía una cadera con los nardos apoyados sobre ella. Bueno, en realidad, no vi ni cadera ni nada de la máquina del tiempo por ningún lado, pero seguro que había una por allí cerca, por que es la explicación que más me gusta para explicar el hecho de que me encontrara en la calle Alcalá (a la altura de Manuel Becerra) una escena de calesas y caballos entre autobuses y coches con ventanillas automáticas, direcciones asistidas y más siglas que el diccionario de la RAE (uy, otra sigla). Calesas y caballos que parecen de siglos pasados, aparecidos en medio del mundo que nos rodea normalmente. La lentitud en medio de la prisa. Menos mal que la máquina del tiempo no me quitó la cámara, y pude traeros pruebas….
Y si, ya se que simplemente se preparaban para la Corrida Goyesca de Las Ventas…. pero a mis sueños les gustaba más la otra explicación.
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