UNA MATINÉ DE JUNIO EN ZAFRA EN TORNO A LA LITERATURA
En los actos del Colectivo Manuel Peláez no se invita a nadie. Hoy, en otro de esos actos donde nadie es invitado, pero quienes van son bien recibidos, ha vuelto a completarse el aforo. Y de nuevo ha salido redondo. Un centenar de personas en el Hotel Huerta Honda de Zafra. Gente de todo pelaje y condición congregados en torno a la escritura: la entrega de la undécima edición del Premio de Microrrelatos Manuel J. Peláez. Buena literatura alrededor del ganador de este año, Jesús Navarro Lahera, que se impuso entre los 1.207 textos presentados con su «Derrumbe». Buena música, gracias a las magníficas Lola Santiago y Laura Domínguez. Y buen rollo.
Unánime buen rollo a pesar de que el Colectivo salió de la siempre parcialidad de un proyecto político. Una escisión, allá por 1997, dentro de Izquierda Unida creó una debacle cuando a la izquierda del PSOE había en Zafra más de mil quinientos votos a pesar de que seguía ganando por mayoría absoluta, o casi. Tras algunos años, a principios de siglo, en los que se colaboró en un gobierno municipal de izquierdas, se decidió reconvertir un partido de «arte y ensayo» en una pieza más de la sociedad civil zafrense. Y dedicarlo a la cultura. Se inauguró en fecha solemne, el 24 de septiembre de 2010, con ocasión del bicentenario de la apertura de las Cortes de Cádiz y se hizo con la donación al pueblo de Zafra de un monumento a los liberales, revolucionarios del siglo XIX, que desde entonces se yergue en la Plaza de los Escudos.
A partir de ahí, las pocas perras que se sacan cada año gracias al arriendo de una caseta en la feria de San Miguel se dedican a organizar actos culturales con dignidad y solvencia. Y el principal cada año es este premio de microrrelatos, la edición de un librito con el ganador y los finalistas, y la entrega de los 1.200 euros al premiado. Poquito a poco, el «Manuel Peláez» se ha convertido en uno de los certámenes de microrrelatos más cuidados y prestigiosos de España, con cerca de 20.000 textos y casi quinientos finalistas en sus once ediciones.
Como la memoria que guardamos de Manolo, este premio es un enorme dinosaurio que todos los años se nos aparece, en una emocionante matiné —donde no se invita a nadie, pero todos son bienvenidos—, un domingo de junio, en Zafra, en torno a la literatura.