(JCR)
Conocí a Nicole Nangbei durante una visita a su barrio de Cité Dameca a las afueras de Bangui. Pocos ánimos tenía yo cuando, tras recorrer senderos que discurrían entre edificios en ruinas comidos por altos hierbajos en vecindarios hoy fantasma que anteriormente fueron animadas calles, llegué al centro de salud “Wali ti Emma ” abatido. Nada más encontrar a su responsable me invadió un repentino optimismo ue no me esperaba.
Nicole es viuda. Un buen día decidió organizar a un grupo de mujeres de su barrio para que el lugar pudiera tener un servicio de maternidad. Hacía poco tiempo que había recibido una formación en microfinanzas impartida por el PNUD y no se lo pensó mucho para empezar a poner en práctica sus nuevos conocimientos de inmediato. Empezó con 10.000 francos CFA (unos 16 euros) que con mucha paciencia hizo fructificar con vendiendo distintos artículos en el mercado. Pero al poco tiempo de levantar una sencilla estructura donde empezaron a acudir las mujeres a consultas pre-natales, los combates entre milicias rivales en diciembre de 2013 redujeron el lugar a cenizas. Su propia casa fue saqueada e incendiada y, como casi todos los habitantes de su barrio, se refugió con su familia en el enorme campo de desplazados del aeropuerto.
Con un tesón increíble, no tardó en poner disposición de las mujeres desplazadas su experiencia de enfermera comadrona y se puso a trabajar en la clínica de Médicos Sin Fronteras (MSF) en el campo, que llegó a albergar a 400.000 personas. Recuerdo muy bien el ambiente asfixiante de ese lugar porque yo mismo trabajé allí brevemente durante un tiempo de servicio con un ONG humanitaria. Intentar poner en marcha cualquier iniciativa para aliviar la vida de tantas personas allí hacinadas, mientras a cada momento sonaban disparos en barrios cercanos, era pasar todo el día con los nervios a flor de piel, intentando calmar a las bandas armadas que entraban y salían del enorme recinto portando armas y odio en abundancia.
Durante los tres últimos años, Nicole Nangbei ha trabajado como una hormiguita para reconstruir el centro de salud comunitario destruido durante los acontecimientos violentos de finales de 2013. Con infinita paciencia recuperó las camas calcinadas y otros objetos que daba por perdidos para relanzar la actividad de la maternidad. Para dar mayor continuidad y solidez a este proyecto, puso en marcha una asociación para favorecer el desarrollo social de las mujeres. Todas las veces que he ido a visitar su asociación la he encontrado ocupada con su pequeña granja de cría de pollos o enfrente de su máquina de coser.
El sábado pasado, 16 de septiembre, Nicole vivió uno de los días más felices de su vida al presidir la inauguración de su nuevo centro de salud-maternidad que ha sido rehabilitado por MSF-Bélgica. Es un gran victoria para las mujeres de estos barrios de Bangui que de otra forma no tendrían acceso ningún servicio básico para poder llevar a buen término su embarazo.
Durante el último año, cuando he tenido que organizar talleres de formación para líderes comunitarios en barrios de Bangui no he tenido ninguna duda en llamar a Nicole para que compartiera su experiencia. En un comunidad desgarrada por tantos años de conflicto y violencias comunitarias es importante trabajar con personas que saben transmitir la sabiduría práctica de vencer el desánimo.
Una de las lecciones que he aprendido viviendo durante muchos años en lugares en conflicto es que en los lugares más deprimidos del mundo se encuentra uno con personas excepcionales que dan sentido a la vida. Nicole es una de las muchas que conozco.