Revista América Latina
Avispados operadores turísticos de Chile van a crear una ruta turística a la mina San José, donde 33 mineros estuvieron atrapados durante 70 días a más de 600 metros de profundidad hasta que fueron rescatados el pasado mes de octubre.Para experimentar durante un par de horas lo que pudieron sentir estos 33 hombres no hace falta acudir a la región chilena de Atacama. Basta con desplazarse a Almadén (Ciudad Real) donde sus antiguas minas de mercurio, de propiedad estatal y explotadas desde la época de los romanos, organizan visitas a sus pozos a 55 metros de profundidad. Son las minas de mercurio más importantes del mundo pues se calcula que un tercio de todo el mercurio que se ha empleado en la historia de la humanidad -250.000 toneladas- salió de Almadén. Ha servido para fabricar termómetros, barómetros, tubos fluorescentes e incluso para realizar empastes dentales. La visita guiada al interior de la mina requiere ropa y calzado cómodos, según advierten sus organizadores. Las explotaciones que pueden verse a 55 metros de profundidad son las minas del Pozo y del Castillo, que se abrieron entre los siglos XVI y XVIII. La bajada se realiza por un ascensor y el visitante desciende con el correspondiente casco de minero con luz incorporada. «Son de las galerías más antiguas que están en pie y las minas son seguras y están muy preparadas», asegura Fernando Honrado, responsable del Instituto de Promoción Turística de Ciudad Real. «Acabas metiéndote en el papel de los mineros porque los guías son antiguos mineros, hijos y nietos de mineros, que cuentan sus experiencias, sus vivencias y también sus accidentes», apunta. Según las crónicas históricas de estas minas, el más grave sucedió en 1755 con un incendio que duró más de dos años y que se atribuyó a los presos condenados a trabajos forzados. Fue ésta una de las razones por las que en 1799 se suprimió la «pena de minas». La visita incluye, además, un recorrido por el Museo de la Minería, donde se exponen el modo de trabajar y la tecnología a decenas y cientos de metros bajo tierra así como las enfermedades crónicas propias del oficio como el hidrargirismo. También se recrea la dificultad que suponía transportar el líquido metal desde Almadén al puerto de Sevilla con una carreta de bueyes y la bodega de un galeón y pueden contemplarse los compresores o martillos de perforación que usaban los trabajadores. El Hospital de Mineros de San Rafael -uno de los primeros con estructura asistencial profesionalizada- y el Archivo Histórico de las Minas -con documentos fechados desde el siglo XVIII y una importante colección cartográfica- completan el recorrido turístico por este complejo industrial minero que, según Fernando Honrado, «resulta sorprendente». Fuente: diariosur.es