Resulta complicado iniciar una entrada sabiendo en todo momento que vas a plantear un tema serio y complejo. Y resulta complicado no porque desees que esta práctica quede completamente eliminada, no porque desees que no se produzcan nunca casos como los que han saltado a los medios de comunicación y que transmiten en muchas ocasiones sino porque entiendes desde el primer momento que es un tema complicado que igual no sabes plantear o no sabes cómo enfocarlo, y más teniendo en cuenta que se trata de un blog literario, un blog sobre libros. Verdad es que el tema del acoso escolar, como el que planteo en el día de hoy, ha sido un tema tratado en diferentes disciplinas: la literaria, la cinematográfica (y recuerdo ahora la película Cobardes que filmó en su día el actor José Corbacho), entre otras.
Fue en 2004 cuando el tema del acoso escolar empezó a investigarse en profundidad, cuando empezó a tomarse en serio las consecuencias de unos actos considerados relativamente normales entre los jóvenes, cuando se empezaron a plantear propuestas de prevención.
Fue en 2004 a raíz de la publicación de la Noticia del suicidio de Jokin, un adolescente de Guipúzcoa acosado por sus compañeros que decidió quitarse la vida, cuando este tema del acoso escolar empezó a tratarse en profundidad tanto por los medios de comunicación como por diferentes centros educativos y entidades, así como administraciones.
Desde entonces mucha es la bibliografía que se ha publicado sobre el tema, muchos son los estudios (TFG, Trabajos finales de grado, incluidos) en los que se ha abordado desde diferentes perspectivas el tema del acoso escolar o también llamado bullying, aunque años atrás, en los años 70 y 80, se habían llevado a cabo algunas investigaciones sobre la cuestión, y no es mi intención recurrir a todos los textos publicados sobre el tema, aunque me ayude en parte, para redactar esta entrada.
Pese a ello recurriré a una obra de consulta de Nora Rodríguez para definir lo que es el bullying o el acoso escolar y así ir enfocando la cuestión:
"El bullying (del inglés bull, toro) sirve para explicar un proceso de abuso e intimidación sistemática por parte de un niño hacia otro que no tiene posibilidad de defenderse. Esta imposibilidad de la víctima puede deberse a que está acostumbrada a ocupar ese lugar de desventaja en su familia, o bien porque se siente incapaz de enfrentarse al poder del bully. La consecuencia, a medio o largo plazo, de este proceso de destrucción puede ser: o que el agresor dañe físicamente a la víctima, o que ésta se deje llevar por la sed de venganza y asesine a sus intimidador, o que se sienta tan sola y humillada que vea en el suicidio la única salida.
Pero hay más. El bullying, sin gestarte en las aulas, encuentra allí su escenario principal, que no necesita de una gran escenografía ni de un guión muy elaborado."
[...]
(Fragmento extraído de: Rodríguez, N. Guerra en las aulas. (2004). Ediciones Temas de Hoy. Madrid.
Seguramente, hay quién pensará, o tal vez no, el motivo por el cual me lleva a plantear un tema tan serio en este blog sobre libros. Recientemente, mientras visitaba una de las librerías de Barcelona a las que suelo acudir - en esta ocasión no iba con la intención de comprar nada-, me encontré con una obra literaria que me llamó poderosamente la atención y que abordaba la cuestión del acoso escolar desde una perspectiva, desde un género literario, que yo no recordaba que se hubiese tratado. Era una pieza teatral de un escritor reconocido en las letras hispanas que abordaba la cuestión. Sin dudarlo lo adquirí y hace pocos días lo leí (pues puede leerse como una novela breve también, aunque eso ya son sensaciones personales) y pensé en compartirlo en este blog. Y por ello decidí releer el texto literario para intentar reflejar la esencia del texto y del tema en cuestión.
Autor: Sergio Vila-Sanjuán
Título: El club de la escalera
2014
Plataforma Editorial
88 páginas
ISBN: 978-84-16096-94-7
Sergio Vila-Sanjuan, escritor y periodista catalán, ganador en el año 2013 del Premio Nadal con la novela Estaba en el aire, es el autor de este texto teatral: El club de la escalera. En ella el autor plasma con toda su intensidad y dramatismo el tema del acoso escolar, pero lo hace desde un enfoque diferente al que podemos encontrarnos en algunas novelas que han abordado la cuestión (como en Diario de un acoso, de Beatriz Rato: ver aquí un enlace interesante a una entrevista concedida a un medio asturiano en el que habla sobre su novela). Esa perspectiva, esa mirada diferente, es el paso del tiempo transcurrido desde aquella vivencia, desde aquella traumática experiencia vivida por una serie de adolescentes.
El club de la escalera es una pieza teatral breve en el que hay presentes tres personajes relacionados entre sí al haber sido compañeros de colegio 35 años antes, uno de los cuales en los tiempos en los que iban juntos al colegio era el que ponía motes a sus compañeros, se burlaba de los compañeros, entre otras cosas, pero esto lo vemos en el transcurso del texto teatral. Y 35 años después se reencuentran. Es una búsqueda "premeditada" por los acosados que desean hacer ver al acosador la actitud llevada a cabo en los tiempos en los que coincidieron en un colegio de la ciudad de Barcelona).
Hete aquí uno de los fragmentos, aunque bien podría indicar otros de gran calado- como las consecuencias que tienen el acoso verbal recibido durante tanto tiempo y como están cada uno de las personas que sufrieron en su día las burlas, las bromas pesadas del acosador- y de una intensidad, que reflejan en todo momento el tema abordado.
Rovira: ¿No te acuerdas? Pitagorín bi-ri-bi-bi-bi, Pitagorín bi-ri-bi-bi-bi (canturrea), era lo que te decíamos, nos hacía mucha gracia, por tus notas y por aquel aspecto tan serio que tenías. Lo digo de buen rollo, ¿eh? (Rovira le da a Suelves un golpecito de camaradería en el brazo, que su interlocutor aparta enseguida). Era cosa de niños, sin mala fe.
Suelves (con una sonrisa condescendiente). ¿Ah, sí? Pues fíjate tú. No me acuerdo de eso. Para nada.
Rovira (con tono bondados y didáctico). Sí, hombre, Pitagorín, como el de los tebeos, un niño con gafas que lo sabía todo... (Suelves le escucha impasible). Cuando pienso en aquella época, lo que recuerdo con más cariño es aquellas bromas, aquellos apodos divertidos, las risas, el compañerismo, todo lo que compartíamos.
(pág 22)
[...]
Y es que es ésta una obra que puede leerse como una novela, con giros que al lector le pueden sorprender que puedan pasar, pero que encontrará en cierta manera justos después de haber leído fragmentos del texto en el que la reflexión, las ganas de justicia, hacen acto de presencia. Es, por tanto, un texto literario totalmente recomendable no solo para profundizar en la materia sino para plantearla como lectura recomendable en los colegios e institutos dada la carga de profundidad que en ella encontramos.