Revista Cultura y Ocio

Una mirada hacia el Antiguo Egipto (III): Las dichosas pirámides y el culto solar

Por Paullushistoricus @paullushistoric

Autor de la foto Néfermaât

Autor de la foto Néfermaât

Uno de los temas claves de la antigua civilización de los egipcios, son las esplendorosas y majestuosas pirámides. Aquellas que levantan un halo de misterio en cuanto a su construcción y a su función. Como Paullushistoricus sabe que es un tema  que suele llevar al conflicto, dejar claro que las siguientes líneas recogen las interpretaciones expuestas en un curso sobre Egiptología (mencionado anteriormente) por investigadores de la Universidad de Autónoma de Barcelona, de la que señalarán los puntos de mayor interés. Evidentemente le gustaría desmarcarse de todas esas teorías que ignoran la concepción que se tenía del mundo los egipcios, y que además responden a razonamientos puramente sensacionalistas.

Representación de Khepri, el sol naciente. Autor Jeff Dahl.

Representación de Khepri, el sol naciente. Autor Jeff Dahl.

Para no saturar al lector, ni dejarnos ningún detalle por tratar, se decide dividir el tema en tres entrada. Como introducción la vinculación de la pirámide, el faraón y el culto solar; luego los textos de las pirámides  y la vinculación con el mundo funerario del monarca y su familia, y luego otra entrada repasando las diferente pirámides y las teorías de su construcción.

Para entender el papel de las pirámides en el Antiguo Egipto, debemos mencionar el auge que se produjo de la religión solar. Como núcleo más importante era Hierópolis una ciudad del Bajo Egipto importante como la sede del culto al dios Ra (Sol). Tan importante fue el culto, que lo sacerdotes influían sobre el principal político, el Faraón.

Según la cosmogonía que defendía los sacerdotes solares, antes de la creación solo existía el Nun (Universo acuoso en tinieblas y en silencios). Empezaron entonces a surgir una serie de elementos, con un orden establecido. El primero de ellos es el que conocemos como Ben Ben, o colina primordial. Una tierra que surge desde ese medio acuoso que caracterizaba el Nun. Luego apareció el ruido, ejecutado por el segundo “ente” el pájaro primordial (Ave Benu) que podría ser un a garza real o una lavandera egipcia. Luego tenemos la aparición del demiurgo solar, es decir, el cuando nuestro gran astro entra en juego. Cabe decir que se dieron tres advocaciones distintas, dependiendo de su posición en el día: El Sol naciente, aquel que surgía al amanecer, era conocido como Khepri, y se solía representar con forma humana y cabeza de escarabajo, una metáfora referente a la actividad de realizar bolas de estiércol. En segundo lugar, y posiblemente la forma más representativa es la de Re, el sol en posición cenital, cuando se muestra en lo más alto. Recordemos al la figura humana con cabeza de halcón que sostiene sobre ella el disco solar. Y por último tenemos a Atum el atardecer. Este demiurgo (entendemos esta denominación como una entidad impulsora en la creación del universo) es la que crea la primera pareja divina: Shu (el aire)Tefnut (la tierra). Y así se empieza a crear una serie de divinidades importantes del panteón egipcio.

Ra_Barque

Representación de Ra en la barca solar. Ra considerado como el Sol cenital.

Lo importante es tener en mente el culto solar egipcio, la gran importancia que llegó a tener y la percepción del Faraón una de las figuras principales. Uno de los objetos de veneración era el ya mencionado Ben Ben, una piedra que evocaría a esta colina primordial, y por lo tanto la predilección de las formas piramidales para su representación. A partir de ella, el sol se eleva hacia el cielo (asociando también la forma piramidal como una forma estilizada de los rayos solares). Además se debe tener en cuenta que son unas construcciones perceptibles a kilómetros de distancia. Las pirámides no fueron las únicas evocaciones al rayo solar, por lo que debemos mencionar otros ejemplos como los obeliscos. ¿Son las pirámides unos testimonios de ese culto? La verdad es que si que encajan en estos derroteros. Los faraones eran considerados como Sa- Ra, es decir, un hijo de Ra. Estas construcciones se asocian con las dinastías III- VI en varios complejos funerarios, el más conocido Giza, pero también Saqqara y Dashur. Además de presentar tres tipos de formas diferentes: escalonada (como si se tratara de una escalera de ascenso al Sol), una pirámide romboide (como un obelisco chato), y la pirámide perfecta. Una de las fuentes fundamentales de las que nos valemos para interpretar esta connotación funeraria, son los textos de las pirámides. Hay que decir que no en todas las pirámides nos encontramos escrituras en su interior, solo las de la VI dinastía y la de Unis, el último faraón de la V dinastía. Como veremos en la siguiente entrada, veremos como la muerte del faraón y el camino que recorre el Akh hasta alcanzar los dominios del Re y convertirse en una estrella imperecedera. Os invito a indagar más sobre el tema, a comentar y lanzar preguntas sobre el tema. No solo se trata de aprender, sino de alimentar esas ganas de investigar más sobre la historia (en este caso de Egipto en concreto). Por último un pequeño enigma, ¿Qué representa el animal de la foto? Aparece citado en líneas anteriores. 

Autor de la imagen: William Crochot


 


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