...“El modelo topográfico freudiano analiza las tres "áreas" de la mente: consciente, preconsciente e inconsciente. El "sistema preconsciente" y el "sistema consciente" funcionan siguiendo las reglas del "proceso secundario" (lógicos y racionales). La fuerza "motivacional" básica es el principio de la realidad, según el cual se retrasa la gratificación de los deseos en función de otros propósitos. Estas funciones mentales pueden ser recordadas y traídas a un nivel consciente por medio de un esfuerzo o con ayuda mediante la interpretación. El "sistema inconsciente", se guía por el "proceso primario", que es un conjunto de reglas, cuya "motivación" fundamental es el principio del placer, que consiste en satisfacer los deseos de forma prioritaria y descargar las pulsiones instintivas de forma inmediata. Se desarrolla por una lógica interna distinta del procesamiento consciente, su lenguaje son las condensaciones (representaciones de múltiples ideas, recuerdos y afectos en un único símbolo), y su vocabulario son los símbolos.
En relación a lo expuesto, podemos pensar la producción arquitectónica como el resultado de la respuesta del hombre ante ciertos estímulos internos y externos que requieren un recorte y un trabajo de interpretación para luego formular un sistema provisorio como marco de referencia del proceso. La provisoriedad del marco de análisis encuentra sus fundamentos en el hecho de que, por más obvio que parezca, frente a los nuevos estímulos o experiencias, el conflicto se actualiza amenazando algunos de sus componentes requiriendo una constante puesta a punto mediante la reflexión y la crítica. Para permitir un recorte controlado de lo que parece una situación de confusión y caos, el trabajo de investigación, y por lo tanto de interpretación está ligado al “aquí y ahora” permitiendo conocer lo que no se sabe del mundo interno, mientras que la información permite conocer lo que se ignora del mundo externo (a veces del interno). En todo caso, la metodología psicoanalítica tiene como finalidad explicar algo, descansando en la interpretación con la intención de conferir sentido a alguna cosa. Cualquier variable aislada y en sí misma requiere siempre de este proceso conectivo que en el campo de la arquitectura equivale a formular que para descubrir el sentido y contenido de lo que representa cualquier variable es preciso poder interpretarla. Es decir, no hay nada que por más insignificante que parezca que no sean en gran parte las manifestaciones de procesos anímicos ocultos, interviniendo en la tríada: arquitecto, proceso creativo, y usuario o espectador. El proceso creativo es un proceso de cambio que implica un duelo frente a la pérdida de la vieja estructura, abriendo por otro lado, un proceso innovador, de reparación, en otras palabras, es la construcción de un nuevo mundo con valor de permanencia (un derivado de la cualidad material y social de la arquitectura). Estableciendo una analogía entre el acto interpretativo y el creativo, la creación es un acto de interpretación (aunque no necesariamente consciente), ya que de acuerdo a lo planteado por Grinberg se infiere que el acto creativo sería “el eslabón final de una serie de etapas caracterizadas por frustraciones generalmente inconscientes y transitorias entre la realidad y la fantasía, estado de desorganización y reorganización”.
Si consideramos el término de proyecto se manejan al menos dos procesos psíquicos: el de proyección, como medio por el cual se exterioriza el mundo interior del diseñador hacia un objeto externo, y el de la identificación del usuario/observador con la obra, en cuya aprehensión de la obra no solo considera los aspectos intelectuales y estéticos, sino también los afectivos e inconscientes, cuyo impacto traducimos en una específica percepción espacio-temporal. En otras palabras, los niveles de significados siempre variarán ya que la realidad es distinta según quien la mire, y si además consideramos que en gran parte del proceso creativo el diseñador ignora parte de sus motivaciones internas.
La película “Matrix” nos permite alumbrar algunas relaciones entre una metáfora del comportamiento del individuo y los procesos de pensamiento y creativos que surgen a partir de su análisis. Se reproduce punto por punto el escenario del Mito de la Caverna de Platón en donde los seres humanos contemplan resignadamente el espectáculo de sombras que toman (falsamente) como realidad. La escapada al exterior de la caverna simboliza la transición hacia el mundo real, el acceso a un nivel superior de conocimiento y comprensión. A la luz de los conceptos enunciados, el interior de la caverna representa el estado de determinación del comportamiento del sujeto frente a sus propios condicionantes inconscientes, mientras que el exterior es el mundo del pensamiento consciente conformando lo que en arquitectura llamaríamos sistemas discursivos. Estos sistemas, lejos de las racionalizaciones, son el resultado del esfuerzo por comprender y explicar apoyándose en la observación e interpretación de los hechos, experiencias y datos obtenidos (observaciones de campo) habilitando construcciones de leyes e hipótesis. Como todas las ciencias humanas y lejos de las formales, las formulaciones de la arquitectura requieren una constante revisión y confrontación con los datos nuevos para que no pierda su capacidad de explicación y predicción. Es decir, cuando el flujo coherente del pensamiento y las asociaciones, el flujo del sentido y la significación, ligan un significante a un significado, eso tranquiliza, solo por ahora...”Extracto de:Una Mirada sobre la formacion frente a la nueva configuración de fondo"Arq. Martín Lisnovsky, Arqta. Bárbara Schünemann
Colaboradores: D.G. Dan Waisman, Mercedes Dello RussoDiagramas elaborados por la arq. Bárbara Schünemnann Trabajo presentado como Ponencia en las recientes Jornadas de Investigación SI+NOS en la Fadu, Universidad de Buenos Aires, Septiembre 2013