La misa por las
víctimas del accidente aéreo de los Alpes ha sido un funeral católico,
eucaristía incluida
EL PAÍS - Juan G. Bedoya
La primera cadena de Televisión Española ha retransmitido
durante un par de horas la misa/funeral por las víctimas del accidente aéreo de
los Alpes, concelebrada por el cardenal Martínez Sistach y varios obispos en la
imponente basílica de Barcelona.
Lo hizo también, pero en su totalidad (entre
las 18 horas a las 20.37), la cadena 24horas, también de TVE. Mientras tanto,
las emisoras de los obispos, 13TV y COPE Radio, emitían una película del Oeste
con muchos tiros y un debate sobre política, respectivamente. Misterios de la
vida eclesiástica plurinacional
Se ha llamado a esta misa un funeral de Estado. No es
correcto. Ha sido un funeral católico, eucaristía incluida, en el que un
cardenal católico, propietario del templo, después de resistirse durante días,
ha permitido hablar brevemente a dirigentes de otras tres confesiones, como en
otras misas accede a que tomen la palabra fieles que leen el Evangelio o
plegarias previamente pactadas. Muchas organizaciones católicas le han
criticado muy severamente, acusándolo de dar una nueva muestra de integrismo
religioso. Lo que más ha sorprendido es uno de los argumentos del prelado,
según uno de los portavoces de la Generalitat que intentaron convencerle de que
cediese en sus posiciones. Es que la Iglesia católica cree en la eficacia de
las misas celebradas por los difuntos, cosa en la cual no creen ni
protestantes, ni judíos ni musulmanes, les dijo. Vaya por Dios. Por cierto,
¿por qué se ha dado la palabra a tres confesiones (protestantes, judíos y
musulmanes), y no a las demás que tienen reconocido el carácter de “notorio
arraigo” en España, es decir, la Iglesia de Jesucristo de los santos de los
últimos días (mormones), los testigos cristianos de Jehová, la federación de
entidades budistas y la Iglesia ortodoxa? ¿Y porqué no a las otras confesiones
registradas en el Ministerio de Justicia, miles, algunas con mucha actividad,
como la Cienciología, la Fe bahá'í, los fieles a Confucio, los Hare Krisna o la
Iglesia de unificación del coreano Sun Myunf Moon?
No hagamos un debate absurdo. Ni siquiera convirtiendo la
ceremonia de este lunes en un llamado funeral multirreligioso se habría
resuelto la polémica sobre qué se entiende por un funeral de Estado. Un funeral
multirreligioso con presencia de autoridades civiles vulneraría la
aconfesionalidad del Estado y la libertad de conciencia de los fallecidos, ya
que nadie podrá saber las convicciones de los 150 fallecidos en el accidente
del avión en los Alpes. Es lo que piensan muchos teólogos y, de manera severa,
las organizaciones laicas más activas, como Europa Laica.
Algunos de los jaleadores del cardenal de Barcelona han
argumentado, por analfabetismo, que no es comprensible un funeral que no sea
religioso, e, incluso, que no sea católico. Grave ignorancia. La palabra funeral,
de origen latino, significa mucho más, en concreto la solemnidad con que se
realiza un entierro (el diccionario de la RAE dice: “Perteneciente o relativo
al entierro y a las exequias”). Desde esa definición, un Estado auténticamente
laico debería organizar en estos casos ceremonias civiles, oficiadas en
espacios civiles, inclusivas y al margen de las creencias particulares de cada
fallecido o de sus familiares, quienes podrán organizar antes o después el
funeral religioso, o no, que cada cual tenga por conveniente realizar. Quiso
legislar al respecto, con este criterio, el Gobierno Zapatero, con una
redacción novedosa de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, de 1980, pero se
arrugó por presiones de los obispos a cambio de una paz religiosa siempre cuestionada.
Biografía de Juan G. Bedoya
El periodista Juan González Bedoya nació en 1945 en Tollo
(Vega de Liébana, Cantabria). Es Licenciado en Ciencias de la Información por
la Universidad de Navarra y ha trabajado, entre otros medios, en Alerta
(Santander), El Correo Español (Bilbao), Televisión Española y en El País.
Entre otras responsabilidades profesionales o docentes, ha sido director de
Hoja del Lunes de Santander (1975-1980). Director del Curso La cuestión
regional de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Profesor de Literatura
en la Escuela Politécnica (1973-1974). Presidente de la Junta de Fundadores de
Cantábrico de Prensa S.A. Editor del periódico ALERTA Cantabria (1985-1993). En
política, ha sido senador por Cantabria (1982-1993), diputado regional
(1983-1991), presidente y portavoz del Grupo Socialista en el Parlamento de
Cantabria (1983-1990), miembro de la Comisión Ejecutiva del PSC-PSOE
(1984-1990), y miembro del Comité Federal del PSOE (2000-2002). Ponente en el
Senado de, entre otras muchas, las leyes Orgánica de Rectificación, la ley de
Televisión Privada y la ley Orgánica del Derecho a la Educación.