Por lo que he estado mirando, quiero advertir que mi positiva reseña tiene muy poco que ver con los comentarios que hay en otros blogs o en Goodreads. No quisiera levantar unas expectativas muy altas, haceros mover cielo y tierra por dar con el libro y luego que sea un chasco. Aviso hecho. A mí, no obstante, me ha maravillado y lamento ser una voz tan minoritaria.
Argumento1860. La joven Rose Lee es una gitana que se gana la vida con la quiromancia, el arte de leer los rasgos de la personalidad y el destino en las manos de una persona. Ella no se inventa nada o, al menos, casi nada, pero sí que destaca los aspectos positivos de las damas que requieren sus servicios y tiende a dulcificar los malos presagios.
Su más reciente benefactora es Lady Quayle quien, tras organizar una sesión con unas amigas en que Rose acertó en lo que le decía, ahora no puede evitar pedir su consejo para cualquier cuestión. Sin embargo, esa tarde, una de las manos llamó su atención por encima de las demás: la de Emily. En su mano sale escrita una sentencia de muerte horrible y violenta.
Tabitha es la hija de Lady Quayle y fuente de sus mayores preocupaciones, las mismas que la llevan a consultar a Rose continuamente. El motivo es que regresó por sorpresa una mañana de haber estado unos días con George Dent, quien la estaba cortejando. Es Tabitha la que ha roto el compromiso porque asegura no amarle. ¿Será que hay alguien ya en su corazón del que no le puede hablar a su madre?
Mi experiencia con la novela ha sido muy intensa. Lo cogí por la noche después de cenar y no me acosté hasta terminarlo. No lo pude dejar, así que ya imaginaréis lo tarde que me acosté ese día. Por suerte, en ese sentido, el libro tiene unas 270 páginas y unos márgenes e interlineado algo más generosos de los habitual. De haber sido ese mismo número de páginas con el texto más denso, me habría dado el amanecer. Quedé tan impactada que me habría gustado ponerme a teclear la reseña inmediatamente pero no tocaba y en parte lo siento porque ahora me temo que no me saldrá una reseña tan buena como me habría gustado con los sentimientos a flor de piel.
Cabe decir que empecé la lectura sin tener altas expectativas. Un libro más que tachar de mi lista de pendientes que esperaba fuese entretenido y poco más. Menudo error, aunque es cierto que cuando se va a leer algo sin esperar gran cosa es más fácil verse positivamente sorprendido.
El libro te va enganchando gracias a los giros y sorpresas de guion. Es una historia de tres mujeres cuyos destinos se entrelazan. Tres mujeres con sus luces y sus sombras. Tres mujeres muy humanas con lo bueno y lo malo que tiene eso. Rose, que debería limitarse a ser una observadora no puede evitar inmiscuirse para intentar ayudar. Tabitha y su gran pasión. Emily y su pragmatismo. La primera, estafadora; la segunda, inconsciente; la tercera, avariciosa. Ninguna de ellas es una mujer pura e inocente.
La novela está narrada siguiendo dos puntos de vista. El principal es el de Rose, que narra en presente los hechos. Luego, de manera más breve, se intercalan capítulos en que toma la voz Tabitha rellenando lagunas en lo que sabe Rose pero narrando en pasado. Quizás me ha faltado que Emily también tuviese algún capítulo para ella pues es a la que menos conocemos.
Salvando las distancias, el libro por momentos me ha recordado a Bodas de sangre, de Lorca. La autora no tiene las escenas tan potentes e intensas que generaba el poeta, pero el libro tiene un halo similar en cuanto a esa oscuridad que se va imponiendo según se avanza. El destino inevitable, la sangre y la muerte acaban tiñendo sus páginas. Acabé la lectura sobrecogida, sinceramente.
En definitiva, sin esperarlo, una de las mejores lecturas de este año. Sorprende e impacta, quieres saber qué sucede con estas mujeres ante cada nuevo giro.