Fragata Nuestra
Señora de las Mercedes
Una joven en la marina
Ana María de Soto fue una mujer nacida en la ciudad cordobesa de Aguilar que nació alrededor de 1777. Su nombre entró en la historia cuando, el 26 de junio de 1793, con 16 años, llegó a San Fernando atraída por el mundo militar. Haciéndose pasar por hombre, Ana María ingresó en la 6ª Compañía del 11º Batallón de Marina. Nadie percibió el engaño y Ana María, haciéndose llamar Antonio, inició su carrera militar.
Aquellos años España participaba en el conflicto europeo entre la Francia Revolucionaria y los las distintas coaliciones que veían como una amenaza los aires revolucionarios galos. España se había posicionado del lado francés por el Tratado de San Ildefonso de La Granja de 1796 para frenar el poderío marítimo de Gran Bretaña, que se había convertido en aquel momento en el gran enemigo de Francia.
Ana María de Soto participó durante cinco años en el conflicto que se trasladó al mar, protagonizado por los ejércitos ingleses y franceses. Primero en Cataluña y más tarde en el sur de la Península donde formó parte de la defensa de Cádiz amenazada por las fragatas inglesas del almirante John Jervis.
Ana María también participó en la Batalla de Cabo San Vicente en 1797 en la que estuvo a bordo de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes, uno de las barcos que escoltaba al Santísima Trinidad, uno de los buques de guerra más grande del mundo en aquellos tiempos.
Batalla de Cabo San Vicente
De la fragata Mercedes, en la que había embarcado el 4 de enero de 1794, pasó a la fragata Matilde el 7 de julio de 1798. Un mes después, el 1 de agosto, un reconocimiento médico rutinario destaparía su condición de mujer. Terminaba así su aventura como marinero. Pero Ana María de Soto, lejos de ser humillada o condenada, fue elogiada por sus compañeros y recibió del rey Carlos IV el grado de sargento y un sueldo con el que poder vivir como mujer.