Increíble pero cierto, no es el primer caso que ocurre en el mundo en el que una persona se va a dormir con un terrible dolor de cabeza y se despierta hablando en otro idioma o con otro acento. Parece sacado de una novela de ficción pero nada más lejos de la realidad y si no que se lo pregunten a Michelle Myers (eso sí, contestará hablando inglés británico).
¿Qué pasa entonces? ¿Puede ser posible esta cuestión? Pues resulta que sí y a Michelle Myers ya le ha pasado en más ocasiones. Recuerda que en otras ocasiones ya se había despertado hablando con acento irlandés y australiano, pero en ambas ocasiones, los acentos duraron solo una semana.
Se trata de una enfermedad rara poco común pero el caso de Michelle no es el primero. Durante la Segunda Guerra Mundial, una joven noruega, conocida como Astrid L, sufrió una lesión en su cabeza que le dejó una secuela: ya no tuvo más su acento y cuando hablaba lo hacía con entonación alemana.
Este trastorno está considerado una enfermedad rara y sólo se han diagnosticado cerca de 100 casos en todo el mundo. Se trata de un trastorno del habla cuya característica principal es que las personas que lo sufren hablan su propia lengua pero con un acento no nativo y pronuncian acentos de países que nunca visitaron. Las personas que la padecen, presentan alteraciones en la entonación, la melodía, el ritmo, y la ubicación de la lengua al hablar. Así, cambian la acentuación de palabras que contienen muchas sílabas, sustituyen, eliminan o cambian consonantes, y distorsionan vocales.
Aunque parezca una enfermedad sacada de un relato de ficción ya en 1907 el neurólogo francés Pierre Marie describió esta enfermedad. En la mayoría de los casos registrados se presenta como consecuencia de una lesión cerebral producida por un accidente cerebrovascular o por un traumatismo del cerebro. También se han registrado casos como consecuencia de otras enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple.
¿Conocíais esta patología?