El modelito de la prota (en verde) lo que más me gustó de la peli, así que imagináos...
La señorita de la taquilla me da la entrada, previo pago, y me desea que me lo pase muy bien. Ahí tenía que haber sospechado, porque eso no es normal. Mítica es la "simpatía" habitual de las taquilleras. El caso es que me voy contentísima con esos deseos de bienestar hacia mi persona por parte de una extraña, pero ¡ay de mi! La pobre debió de echarme un maldición encubierta porque la película fue sencillamente terrible. La mujer era protagonista, la tienda también y la pistola, no digamos. Bendita sea ésta última porque la habría necesitado allí mismo para acabar con todo y con todos ya de paso. Tampoco me habría costado gran esfuerzo porque con deciros que éramos tres en el cine y uno se fue. Y quedamos dos y se cayó el del medio... Eso sí, ahora sé lo que es una tortura china.Para compensar esta mala crítica, y sin rencores, decidí irme a comprar los susodichos fideos, esperando que el karma se equilibrara y no tener que reencarnarme en un mosquito tigre o una lombriz de tierra en mi próxima vida.
Pero, el día se podía arreglar, ya que más tarde, había quedado en un restaurante recomendado por un amigo y que, seguro, paliaría los daños psicológicos sufridos por este pequeño percance. Pues no, queridos lectores. Aunque la compañía era inmejorable y divertida, el servicio espléndido y la intención de los cocineros creo que también era buena, la cosa, en lo que a lo culinario se refiere, no salió del todo bien. Si hubiera sido hipertensa, ahora mismo os escribiría desde una uvi móvil, ya que el exceso de sal, por desgracia, acompañó notablemente a casi todos los platos. Esto, junto con otros detalles como flores de plástico en las mesas, (¡pecado mortal!) y azucareros casi vacíos y mal acompañados por el bote de Natreen, (¡otro pecado mortal!), hicieron que desistiese de mi recomendación gastronómica. Y es que estos detalles no eran propios de la categoría ni del precio del lugar. ¡Una pena!
Risotto con calamar y ali oli de limón. Rico, pero "salao" como él solo.
En fin, tras la despedida, me siento al volante de mi coche para volver a casa. ¡¡Pin!! ¡Señal amarilla! "Fundida luz de freno trasera". ¡Estupendo! Ahora que no tengo tiempo ni para respirar, tengo que perder una tarde llevándolo al médico. ¿Lo ha hecho para llamar mi atención porque hace tiempo que no le saco en el blog? ¡Estoy segura de que sí! Pues podría llamarla, no sé, aparcando sólo como ya hacen otros, inhibiendo radares sin necesidad de ningún aparatejo adicional... ¡yo qué sé! Tiene mil formas mejores para decirme que últimamente no le hago mucho caso... ¡Tirón de orejas también! Pero por si acaso, le prometo una entrada no vaya a ser que me empiecen a saltar "pins" a diestro y siniestro, que él es muy suyo.¡Tu cuoque fili mi!
Y nada más, sólo me queda comentaros que la próxima semana tendréis recomendaciones de verdad, de las buenas. Os adelanto que os descubriré un glamouroso espacio en la red, que nos ofrece conseguir maravillas vintage, con un servicio exquisito y de lujo.También tendréis algunas recomendaciones culinarias y quien sabe si alguna cosita más. ¡Dios nos pille confesados!¡Un beso fuerte y feliz semana!Sylvie Tartán.