Revista Deportes
Nos hemos pasado los culés 16 semanas quejándonos. Con la sombra alargada de Guardiola impidiéndonos disfrutar de las victorias, cada partido era un quejido.
Una semana el dominio no era el que esperábamos, la siguiente era Ter Stegen el que nos salvaba(como si eso fuera una mancha en el curriculum del club), y dos victorias después éramos Messi y diez más, quitándoles cualquier mérito a los acompañantes.
Iniesta, para muchos estaba acabado, y Suárez era un estorbo, casi como jugar con 10. Y todo porque no desarrollaba el equipo ese fútbol excelso, aquel por el que fuimos admirados en todo el mundo.
Y al Txingurri Valverde le negábamos el pan y la sal, a pesar de ir lideres, de seguir imbatidos y de ganar casi cada semana, a pesar de los goles no concedidos o de ciertos errores extraños.
Pero ayer en el mismísimo Bernabeu acallaron todas las bocas que protestaban, de esa afición culé más acostumbrada a la crítica feroz que al aplauso honesto, y jugadores como Paulinho dieron la razón a quienes se empeñaron en su fichaje, contra todas las protestas de los que de esto entendemos poco, que nos negábamos(mea culpa) a aceptar que un brasileño que jugaba en China pudiera servir para este equipo de toque.
Una exhibición diferente, sin tanta magia, pero con esfuerzo, agotando al rival en la primera parte para machacarlos en la reanudación, a años luz de aquel equipo que fue ridiculizado en la supercopa ante este mismo rival, que esperaba que el Barça fuera el mismo y le trató como en verano.
Y llegan las Navidades, que serán blaugrana, con un liderato que con 9 puntos al segundo y 14(que pueden ser 11) al eterno rival, prometen festejo en Mayo, aunque sin vender la piel del oso, que este oso, puede resucitar en cualquier momento, o si sigue gravemente herido, puede que reciba asistencia arbitral en cualquier momento.
De momento, a disfrutarlo, que hasta Reyes no se reanuda la liga, y el turrón y el cava nos van a saber mejor que otros años.
Sobre todo sabiendo que Suárez vuelve con su instinto asesino, que Paulinho es un pedazo de fichaje, que Semedo va entendiendo el fútbol poco a poco, y que Iniesta ha vuelto a ponerse el disfraz de mago, y amenaza con alegrarnos las veladas con sus trucos con la pelota en los pies.
Y sobre todo que Messi ha dejado de nuevo en ridículo a los que han votado a Cristiano para el balón de Oro, y algún día puede que nos expliquen por qué lo han hecho.
O por cuanto
FELIZ NAVIDAD