No todo es color de rosa en los viajes. Una de las cosas más incomodas que me tocó hacer fue dormir en Aeropuertos. Y no lo hice una, sino varias veces en diferentes países. Algunos te la hacen fácil y te invitan a quedarte. Otros, en cambio, miran para el costado, pretendiendo que desaparezcas. Los peores te gritan. Te congelan los huesos con el aire acondicionado. Te endurecen hasta el alma con sus pisos fríos de mármol y te levantan a las cinco de la madrugada para proteger su imagen, como un amante arrepentido de la noche de pasión anterior.
Siempre tuve ganas de dormir en un Aeropuerto. Fantaseaba con pasillos vacíos, baños enormes con papel higiénico gratis, filas interminables de sillas grises sin apoya brazos y con acolchados esponjosos para proteger cabezas. Un ideal, que como su naturaleza lo indica, no puede ser real.
Como todo sueño siempre es mejor que la realidad, tropecé con la triste verdad. Dormir en un Aeropuerto no tiene nada de lindo.
Los aeropuertos no quieren que nos quedemos. Son un lugar de paso. De bienvenida y despedida. Sólo eso. Sobre todo estos aeropuertos en los cuales tuve la oportunidad de pasar algunas noches:
Es considerado uno de los mejores del mundo. Con piscina, camas, hoteles, restaurantes, duchas, cine y demás. Es el más prometedor. Pero esconde una terrible, terrible sorpresa. Es elitista. El aeropuerto de Singapur no deja entrar a cualquiera. No quiere que todos usen sus admirables camas, sus mesas, su piscina. No señores, no. No es tan bueno como te lo hacen creer. Si no tenés una carta de embarque no te dejan disfrutar de los lujos y comodidades. Para poder hacerlo es necesario tener un pasaje de salida del país, de lo contrario vas a dormir en el frío piso del aeropuerto. Como Pìla y yo, que llegamos al país con muchas ganas de disfrutarlo, pero no pudimos porque estábamos de entrada a Singapur y no de salida. Este aeropuerto no es un buen lugar para quedarse a dormir sin un vuelo de salida. Te despiden bien, te reciben como el tuje.
Lejos el peor, el más horrible de todos los que hemos dormido. Llegamos a la madrugada, a eso de las dos de la mañana. No había transporte público y no pensábamos pagar por un taxi a esas horas. Entonces pensamos: ¿ qué mejor que quedaros a dormir unas horas en el Aeropuerto de Melbourne, una de las mejores ciudades del mundo para vivir? Bueno, el Aeropuerto no esta en sintonía con la ciudad. Con alfombras viejas y gastadas, el aire acondicionado que te pega de lleno en la cara y te da la bienvenida a la peor noche de tu vida. Las luces intermitentes, para dar un ambiente de suspenso y pesadilla. Lo peor de lo peor, se lo lleva este Aeropuerto.
Madrid, Madrid, Madrid, ¿que decirte? Ni ganas de salir a conocerte después de experimentar tu Aeropuerto. Y la verdad es que no te conozco, en otra oportunidad tal vez, cuando no tenga que sufrir los gritos y zarandeos de tus empleados aeroportuarios para que me despierte. Me morí de frio. Me contracturé. Me sentí como la mierda mas mierda de todas. Como cuando un perro come mierda de bebe con diarrea, la vomita, se la come de nuevo, la expulsa por el ano y se pudre. Esa era yo en tu Aeropuerto. Gracias Madrid.Un aeropuerto un tanto viejo, pero acogedor. Como la cama de tu abuela a la hora de la siesta, con esas luces que entran por la ventana, que lo tiñen todo de un color ámbar. Esa calidez de otoño con sol que cobija los huesos fríos después de pasar horas en un avión. Pero como toda abuela, hincha un poco y te llama a cada rato a comer la merienda. Dormimos de diez, pero con el audio a full que te recordaba a cada momento los aviones que estaban por despegar o la advertencia que levantes los pies al subir las escaleras mecánicas. Gracias Tokyo por recibirnos de la mejor manera posible!
Uno de los mejores. Este Aeropuerto, al contrario de la ciudad-estado que lo aloja, no hace diferencia entre gente cool y berreta. Aquí no importa que tu abrigo sea marca Prada o venga directo de La Salada. No señores, el Aeropuerto de Hong Kong te recibe a cualquier hora y te invita a dormir en cualquier horario en sus sillas sin apoya brazos. Aquí los empleados no te corren para limpiar y no les importa si estas durmiendo una siesta a las dos de la tarde. Hay enchufes al por mayor y lugares baratos para comer. En este Aeropuerto pasamos tres noches durmiendo. Y creo que sale más barato y placentero alojarte allí que salir a dormir a la ciudad.
Uno de mis preferidos. Este Aeropuerto tiene un patio de comidas con sillones acolchonados donde se puede dormir. Nadie te molesta ni le importa si te armas una carpa en el medio del Food Court. Nueva Zelanda como siempre, demostrando la mejor hospitalidad del primer mundo. Lejos el mejor Aeropuerto, lejos el mejor país. Aprende Primer Mundo!!! In your face 😆 ...
Este post está basado plenamente en mi experiencia personal, condicionado por los estados de ánimo del momento, las comidas ingeridas en las horas previas y la cantidad de dinero que había en mi billetera. No se lo tomen a la tremenda y dejen sus propias opiniones en los comentarios.
The following two tabs change content below.