Revista Viajes

Una nochevieja a 30 grados

Por Bbecares

Este año será un año nuevo diferente. Estoy a 30 grados, con música salsera por todos los rincones, mucho sol, chicas en vestiditos, hombres en pantalones cortos playeros…. ¡no puedo creerme que sea 31 de diciembre!

Para los que andéis por la Cuenca, esta noche habrá gente que comerá las 12 uvas en el Ayuntamiento de Langreo en solidaridad con los encerrados de Felguera Melt que quieren evitar los despidos.

Para los que andéis por la Cuenca, esta noche habrá gente que comerá las 12 uvas en el Ayuntamiento de Langreo en solidaridad con los encerrados de Felguera Melt que quieren evitar los despidos.

No estoy en Bogotá, no. Muchos me preguntan y para el que no lo sabe aún: en Bogotá nunca hace realmente calor. No está a las temperaturas polares de media Europa pero estando a 2.600 metros sobre el nivel del mar cuenta con un clima de montaña, siempre bastante fresco.

Estoy en Cali. En el momento que sales de Bogotá, en casi todo Colombia es verano. ¿Habéis pasado alguna Nochevieja anteriormente en verano? Si sois de Latinoamérica, obvio que sí. Pero para mí, que vengo de Europa, esto es un contraste. Con este calor ver pesebres, árboles de Navidad o el anuncio de un helado dirigido especialmente a esta fecha tan especial, me choca. Al otro lado del charco anunciarían más un chocolate caliente especialmente adornado para el mes de diciembre.

Ayer, 30 de diciembre pasé la noche en manga corta, bailando salsa en la feria de Cali, sudando y en un grupo de gente de cinco personas de cinco países diferentes con los que estoy viviendo estos días gracias a Couch Surfing (y con los que acabo de compartir un maravilloso desayuno en familia). Los que me conoces se imaginarán que no puedo estar más pletórica: adoro el calor y los ambientes multiculturales.

Imaginaros que estoy trabajando, un 31 de diciembre, con esta música de salsa de fondo, sudando como un pollo en verano y feliz y sonriente. Cuando estoy en Bogotá, trabajar es como una tortura.

Hoy, mi compañero de casa en Bogotá y yo cenaremos en la casa de un chico que conocí en Couch Surfing y su familia y luego tenemos fiesta con otro grupo de gente que conoce la couch surfer con la que me alojo. ¡Bendita página web, cuántas alegrías nos da!

Balance de 2013

Algo típico de este día que me encanta hacer (creo que a mí y a todos si veo los estados del Facebook), es un balance del año.

Este año tengo menos ganas de hacerlo. Por un lado, fue genial: viví 3 meses en Vietnam, descubrí la maravillosa isla de Borneo, viajé por Laos, Camboya, Tailandia, la Península de Malasia, pasé por Nueva York, Florida y ahora estoy viviendo en Colombia. Además adquirí un nuevo reto en mi trabajo, lo que es una novedad en mi vida.

Lo malo del año ha sido que siento que he pasado poco tiempo en casa y no saboreé lo suficiente a mi hermana, padres y amigos y demás familia. Fueron 3 meses y eso es poco para las ganas que tenía de volver de Asia.

Hoy intentaré conectarme a las 6 de la tarde colombianas para comer las uvas en familia. También las quiero comer aquí a las 12 pero dicen que las iglesias no tocan las campanas. Una ‘katastrofa’.

Y, como no, feliz año nuevo a todos, os deseo todo lo mejor en 2014, que vuestros sueños (si son sueños positivos, claro) se hagan realidad. Y, cuidado con el karma, si os habéis portado mal este año.

Mi primera Nochevieja fuera de casa, hace ya 4 años, en una montaña de los Alpes, se parecía mucho más a una Nochevieja típica. Vistas  desde el salón al levantarnos.

Mi primera Nochevieja fuera de casa, hace ya 4 años, en una montaña de los Alpes, se parecía mucho más a una Nochevieja típica. Vistas desde el salón al levantarnos.


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