Revista Cultura y Ocio
“Recibí como legado el horror, la locura y la prohibición de expresarlos. Pero los he expresado. Es una victoria”
Leer a Emanuel Càrrere es una gozada, encontrarse con un autor que se desnuda en primera persona a lo largo de las novelas que escribe no es lo normal, aunque es cierto que algunos lo hacen. Normalmente leemos historias protagonizadas por personajes pero Càrrere es el protagonista absoluto de sus novelas, nos cuenta sus emociones, sus dudas, sus fantasmas. En cierto modo creo que escribe para combatirlos. La suya es una literatura de combate, una literatura de lucha, agónica. Y de esa agonía sale una novela llena de sexo, de celos, de amor obsesivo y sobre todo, una novela en la que busca sus raíces. Una novela que logra hablar de los secretos que llenan el pasado de Enmanuelle Càrrere. Es curioso como las guerras europeas han creado nichos de silencios en la sociedad y sobre todo en las familias. En Francia un resistente es un héroe, un colaboracionista un demonio. Aquí en España nos pasa parecido los demonios rojos recuperan el esplendor silenciado durante cuarenta años, y los azules bajan a los infiernos. Durante los años de la dictadura los perdedores tampoco hablaban de sus muertos, acaso en cuchicheos cuando los chicos no escuchaban y quiénes tenían la historia en su memoria han muerto ya. Hay familias que no podrán recuperar su pasado, que no tendrán cartas y los muertos seguirán callados. En la familia de Càrrere pasa parecido su abuelo, colaboracionista desaparece a final de la II Guerra Mundial y la madre calla, impone el silencio a todos, oculta un pasado que es una losa en la conciencia del escritor. Todos queremos saber de dónde venimos y para lograr conocer su pasado Càrrere inventa una película y una novela, en la que también cuenta su relación con Sophie, la destrucción del amor, los celos que crecen como una hiedra destruyendo a su paso el amor que hubo, en una relación obsesiva , pasional, de esas que dan envidia.Leer Una novela rusa es asistir a la conjura de los demonios, de los de Càrrere pero también los nuestros se van uniendo a los suyos , leyendo buscamos respuestas y encontramos preguntas, por eso me gusta leer a este francés genial. Seguiré leyéndole.
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