Zapatero ha dado hoy un giro radical al gobierno con la sustitución de 4 de sus ministros y la eliminación de dos ministerios. Los dos ministerios que caen son Vivienda e Igualdad. El primero por razones obvias y el segundo a causa de la embestida de la derecha, que no ha parado de criminalizarlo sin cesar, un día sí y otro también.
La supresión de este ministerio, el Ministerio de Igualdad, puede parecer anecdótico pero no lo es. La imagen de este ministerio se estaba poniendo en tela de juicio en los rincones más oscuros de España, en esos donde se echan de menos a viejos caudillos y nos mandarían a la horca a muchos de poder. El hecho de suprimir este ministerio, que costaba la irrelevante cifra para un gobierno de 110 millones de euros, ha dejado el discurso de la derecha que estaba vacío y al que nadie hacía caso lleno de sentido, es un espaldarazo al discurso machista. “Hasta Zapatero ha reconocido su inutilidad” podría ser una de las próximas frases que escucharemos en los medios de derecha. Y de inutilidad nada, era una buena idea que se ejecutó mal, como todo lo social que ejecuta un gobierno que no lo es.
Por supuesto, la solución a la desigualdad entre hombres y mujeres no pasa por decir “miembros y miembras“, pero algunas de las leyes que se llevaron a cabo bajo este ministerio aunque insuficientes eran necesarias, como por ejemplo la “Ley de dependencia” cuya única pega es que no se financió en consecuencia, al igual que todo el ministerio. ¿Es necesario escatimar recursos en un ministerio que trata de que casi la mitad del país se iguale a la otra mitad? ¿Es inteligente suprimirlo? No. Es un nuevo ataque a las mujeres de este país, que han pasado de tener un ministerio que en un futuro podría dotarse de sentido a algo que puede utilizarse en una campaña contra ellas, contra sus derechos y contra la imagen de los futuros gobiernos que quieran luchar por la igualdad. Mujeres, la lucha es lo único que nos queda.