Revista Maternidad

Una nueva maternidad

Por Violetaosorior
Una nueva maternidadLo intento pero no me sale, por más que lo pienso y le doy vueltas y miro algunos borradores, algunas ideas dibujadas, no puedo escribir sobre algo que no sean Alma y Habiba, tengo un nudo dentro, un nudo que no se deshace, ni me permite poner m i corazón en otra cosa, desde hace días que tengo escritos aparcados, pero las palabras se traban, se desdibujan, se quedan arrinconadas...
Será tal vez esta nueva maternidad que a tod*s nos hermana, que aparece como una ola enorme, un tejido que desconoce de fronteras, nacionalidades, creencias y status políticos y económicos? Será tal vez esta nueva maternidad que no nos deja impávidas, que nos impide jugar a que aqui no ha pasado a nada, como si se tratara de tener hij*s en vez de dar vida y hacerse cargo?
Tengo que confesar que, cuando algunas veces escucho que alguien comenta que se siente afortunado porque su vida después de la p/maternidad no se vio modificada, siento tristeza. Cuando escucho todas esas promesas en variopintos empaques (productos, libros, consejos) a cada cual más atroz, empezando por Estivill y terminando en los internados o las niñeras que te crian l*s niñ*s, que te aseguran que tu vida no se verá modificada y sobre todo que seguirás manteniendo el control y la supuesta independencia made in anuncios publicitarios, siento mucha tristeza por aquellos que lo desean y más aún por aquellos que lo consiguen... que triste que tiene que ser dar vida y que la vida no te atraviese, que tan desconectad*s, fri*s y desamparad*s tenemos que estar para que la vida nos pase por un costado...
Sin embargo cada vez asisto a más señales que indican que generación tras generación la vida se ha seguido abriendo paso, nos ha ido dejando huella y abriendo su torrente caótico y creativo, despertando lo que la razón y el miedo han ido durmiendo. Cada vez encuentro más mujeres que encaran su maternidad desde las entrañas, que se niegan a seguir siendo sumisas y criando hij*s sumis*s, que no están dispuestas a que nadie les diga cómo debe entenderse la liberación femenina, ni la independencia, la realización y la felicidad, y mucho menos que nadie les diga que se espera de ellas y sus hij*s; mujeres que con la maternidad han despertado su instinto, su necesidad de placer y bienestar y que no están dispuesta a hacer como "que aquí nada pasó", ni a volver a cederle terreno al abandono, el desamparo y el desamor. Mujeres que quieren amar sin condiciones, ni horarios... mujeres que en definitiva no están dispuestas a "doblegar" a sus hij*s y sus necesidades para encajar en una sociedad y cumplir con "el deber ser". Mujeres que además cada día se comprometen más a construir un mundo a la medida de sus hij*s, que llevan al terreno de lo público aquellos que viven en lo cotidiano, que miran a l*s niñ*s como miran a sus hij*s y que por ende asumen que el bienestar de cualquier niñ* es también el bienestar de su criatura.
Y por supuesto como estamos interconectados, tejiendo realidad entre tod*s también empiezo a ver hombres, en quienes la paternidad no ha sido solo un requisito para cumplir con el modelo de macho potente y proveedor, hombres que recuperan y construyen el lugar de un ser humano emocional y nutricio que sabe dar, acunar y satisfacer. Padres comprometidos con la crianza de l*s niñ*s, no desde el terrible ejercicio de la autoridad o del ausente padre proveedor, si no desde el compromiso de cuidar, proteger y satisfacer, un ser humano capaz de conmoverse y entrar en sintonía con los deseos y tiempos de la criatura y la diada madre-hij*.
Y además regresando al tema que desde hace semanas me atenaza el corazón, la historia de Habiba y Alma; en medio del dolor, la indignación, la rabia es posible ver el tejido que en torno a ellas se ha construido, es esperanzador tomar conciencia de la solidaridad y empatía que se está generando, la certeza de que no están, ni estamos sol*s, que cada un* es capaz de luchar por Alma como lo ha hecho por su hij*, y que cada un* es capaz de estar ahí por Habiba como lo hemos hecho por nuestr*s herman*s! Es realmente poderoso ser partícipe y vivenciar que empezamos a generar nuevas redes donde el dolor de una madre y su criatura trasciende toda frontera y nacionalidad y lo hacemos nuestr* porque es, porque existe, no importa dónde, ni importa a quien, no nos deja impávid*s su existencia. Y va a más allá porque no solo importa que cese el dolor, más aún importa que retorne la alegría, el calor y el amor; son dos formas de concebir el mundo, el miedo al dolor o la búsqueda de placer, ya bastante nos he movido desde el miedo y la carencia y los resultados son palapables en el dolor y míseria de cada un* de nosotr*s…Es conmovedor ver como empezamos a generar tribus virtuales y físicas y como éstas nuevamente se nuclean alrededor del bienestar de las criaturas, en torno al fortalecimiento de la diada madre-hij*, con la vida en el centro, haciéndonos cargo que la vida nueva tiene prioridad, como es lógico, como es natural.
He visto y vivido como ante esta nueva maternidad se caen todos los supuestos y paradigmas que nos mantienen en estado de sumisión y dolor, como aquellas falsas divisiones del mundo industrializado (fronteras, nacionalidades, mundo adulto y mundo de l*s niñ*s, edades, etc) se van desmoronando y mostrando su inconsistencia en lo privado y también en lo público. Es asombroso comprobar que esta manera de entender la vida se toma las calles, los espacios públicos y va más allá de las cuatro paredes de nuestra casa. Y así como hicimos de la violencia y el maltrato un asunto privado que sucede de puertas para dentro y donde nadie tiene cabida, así mismo ahora empezamos a hacer del cuidado, el amparo, la atención de los deseos y las necesidades, el respeto y el amor entrañable, un asunto que nos atañe a tod*s como comunidad, que nos convoca y nos pone en movimiento.
¿Será tal vez que cuando podemos mirar a nuestr*s criaturas desde el profundo amor y respeto, cuando los vemos y los asumimos como seres completos, cuando los validamos y hacemos legítimas sus peticiones y necesidades, el mundo entero adquiere otro color y ya no podemos volver a mirar con ojos de sospecha, competencia o indiferencia a otr*s niñ*s y por extensión al resto de l*s human*s?
¿Será tal vez que contra todo pronóstico, contra toda manipulación y signo de violencia empezamos a hacer lo que nos pide el cuerpo, lo que las entrañas nos gritan y hacemos aquello que nuestro organismo ya sabe de antemano, que la vida nueva tiene prioridad?
Cuando un* cambia el mundo entero empieza a cambiar y cuando el cambio se pone en movimiento ya no se puede parar. A quienes construyen esta nueva realidad día a día, a l*s escépticos y descreídos, a l*s detractores y miedosos, a l*s que aún no se han enterado, a l*s indiferentes y dudosos… bienvenidos a la nueva maternidad!

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