En este comentario quisiera realizar un análisis crítico en torno al concepto de carnismo que difunde la autora Melanie Joy en su obra. Mi intención no es resumir ni reseñar su libro sino analizar determinados aspectos de los argumentos que expone.
Mi postura es que el concepto de carnismo no aporta ningún argumento nuevo que no estuviera ya incluido en la crítica vegana al especismo. Lo único que hace Joy es reducir esa crítica a la explotación de otros animales para comida; más concretamente la carne (de ahí proviene obviamente el término).
Sólo tendría sentido hablar de carnismo desde una perspectiva vegetariana que considera que usar a otros animales para carne es algo que merece una consideración especial o exclusiva frente a otras prácticas especistas. Pero eso es un error. El vegetarianismo es un prejuicio. No es menos injusto utilizar a alguien para convertirlo en carne que para convertirlo en un abrigo, en una máquina de producir leche o huevos, o en una mascota (esclavo de compañía).
Considero que el carnismo es un invento innecesario que solapa el concepto de cosificación. La idea del carnismo proviene de tomar el significado de la cosificación para sólo limitarlo injustificadamente a la cosificación en carne. Pero no hay ninguna razón que justifique ese reduccionismo.Lo que permite y retroalimenta esa cosificación es el prejuicio del especismo, que a su vez favorece y perpetúa la cosificación sobre los demás animales.Es cierto que la mayor parte de los animales nohumanos explotados son utilizados para alimento; pero también hay muchísimos animales a los que no utilizamos para servir de carne, ni para ser comida siquiera. Miles de milones de ellos son utilizados, por ejemplo, para servir de vestimenta, de transporte, de mero entretenimiento o forzados en experimentos.
Hay un adoctrinamiento dentro de nuestra sociedad para que veamos a los demás animales como seres inferiores que existen para ser medios para nuestros fines. Pero no es un adoctrinamiento "carnista". Porque no nos adoctrinan para ver a los demás animales específicamente como "carne" (¿acaso consideramos a los perros como "carne"?') sino para considerarlos como seres inferiores que existen en el mundo para servirnos a nosotros los humanos. Esto es el antropocentrismo moral.
Desde el punto de vista antropocentrista, los caballos son vistos como medios de transporte. ¿Sería conveniente, por tanto, inventar el concepto de transportismo? Me parece absurdo. Estas especificaciones no ayudan en nada a comprender el asunto al que nos referimos y sólo establecen discriminaciones arbitrarias; segmentando en trozos lo que forma parte de un único problema. Es una vulneración del principio de simplicidad.
Ella se refiere preferentemente al consumo de carne a pesar de que comer huevos, lácteos y miel también es comer animales. Nos comemos lo que producen sus cuerpos; nos comemos su libertad y sus vidas.
El consumo de carne no es la única demanda de explotación animal que existe en el mundo. Hay otras formas de explotación que no implican el uso de animales nohumanos como alimento y que causan millones de víctimas (vestimenta, experimentación, entretenimiento, ...). No existe ninguna razón que justifique diferenciar o priorizar la carne.Detrás de lo que ella ha llamado "carnismo" se encuentra en realidad el antropocentrismo. Su pretendida originalidad no va más allá de haberse inventado una nueva palabra innecesaria que adolece del típico prejuicio vegetariano de creer que la carne es diferente o más importante que cualquier otro uso de animales nohumanos.Lo que ha hecho Melanie Joy es centrarse exclusivamente en el consumo de carne e intentar explicar su base psicológica e ideológica. Pero el análisis que expone no se diferencia absolutamente en nada de lo que sería una explicación del especismo. Cuando habla de "carnismo" de lo que está hablando es del especismo, en concreto de la idea de que de los humanos estamos legitimados en explotar a los demás animales, en usarlos para satisfacer nuestras necesidades y deseos.
A unos animales nohumanos los utilizamos para comida y a otros para vestimenta, o para servir de compañía, o para ser nuestro entretenimiento, o los utilizamos para experimentos científicos. Pero todos ellos por igual han sido sometidos a la condición de propiedad.
Por tanto, no tendría sentido que hablemos de "carnismo" salvo que defendamos el error del vegetarianismo. Y no deberíamos hacer tal cosa. Deberíamos promover el veganismo y los Derechos Animales, partiendo necesariamente de la crítica al especismo, a la cosificación sobre los no-humanos.
Hay otro problema grave en la teoría de Melanie Joy. Aparte del prejuicio vegetariano, también encontramos su exposición el prejuicio bienestarista, esto es: la idea de que a los demás animales sólo les importa evitar el sufrimiento y obtener placer. En el libro simplemente se alega que los animales nohumanos sufren al ser explotados, ya sea de una manera u otra, y que la manera más efectiva de evitar causar este sufrimiento es no participar en dicha explotación. Muchos bienestaristas no consumen productos de la explotación animal precisamente por este motivo y no porque estén en contra de la esclavitud como principio moral.
No he visto en ninguna parte que Melanie Joy se oponga a la dominación del ser humano sobre los demás animales. Ella afirma que se opone a la "crueldad". Pero no he visto ningún rechazo a la esclavitud y la explotación en general sobre los demás animales. De hecho, ella en su libro promueve organizaciones bienestaristas como HSUS y HFA que abogan en favor de reformar la esclavitud con medidas de "bienestar animal".Sucede que hay personas que no quieren rechazar el especismo pero sí se oponen determinado uso (industrial) de animales nohumanos como comida y, por tanto, les conviene que la oposición no se haga contra el especismo, contra la opresión que ejercemos sobre otros animales, sino contra lo que llaman carnismo. Es por esto que el carnismo estaría más bien ayudando a perpetuar el especismo en lugar de combatirlo y sirve para perpetuar la idea bienestarista de que el problema no está en que explotemos a los demás animales sino que la cuestión se limita a la manera en que los explotamos. El problema no es la utilización, dicen los bienestaristas, sino que sólo debemos preocuparnos por el trato ("maltrato") que les demos al utilizarlos en nuestro beneficio.
En conclusión; diría que Melanie Joy ha seleccionado diversas ideas que ya estaban en obras anteriores de otros autores y simplemente las ha repetido bajo una palabra nueva que ella se ha inventado y las ha restringido injustificadamente a la cuestión de la alimentación. Por supuesto que algunas de esas ideas son acertadas en tanto que denuncian la cosificación sobre los demás animales. Lo que yo critico es la manera que tiene de enfocarlas, lo innecesario que supone inventar palabras nuevas que no aportan conceptos nuevos, y el hecho de que su teoría asuma el prejuicio del bienestarismo.
He percibido más errores en la obra de Melanie Joy pero la prioridad de la concisión me obliga a señalar sólo aquello que me parece más importante.
Es mejor leer este libro que no leer nada, claro. Pero también sería mejor leerlo teniendo en cuenta estas consideraciones que he expuesto. No dudo de que este libro ayude a tomar cierta conciencia sobre el grave problema en nuestra relación con los demás animales, pero también entiendo que será una conciencia deformada y limitada por algunos de los mismos errores que han causado o fomentado nuestra violencia sobre ellos.