Una ópera egipcia y los ¿ilustres? Niños mutantes

El otro día jm y yo nos pasábamos como una pelota de playa el último disco de Los Planetas, porque es un pecado que un blog de contenidos presuntamente indies no hable de Una ópera egipcia. Él me dijo que pasaba, osea que me toca pringar. Así que ahí va, a vuelapluma:
1. Me aburre.
2. No llego a la tercera canción atendiendo.
3. No entiendo lo que dicen. Ya sé que es parte de la gracia (?).
4. Si está La Bien Querida, mi atención decae aún más.
5. No son mi rollo (esto ya lo habríais notado).
¿Sigo? Mejor no. Conclusión: sólo para fans. A ellos, seguro que les encanta. Yo lo detesto.
En fin, que prefiero de hablar de Niños mutantes, que forman parte de esos ilustres del indie patrio, nacidos allá por mediados de los noventa, aquellos maravillosos años.
Todo depende de la pespectiva. En la música, en la ciencia, en la política, en la vida. Quince años parece mucho tiempo. ¿Suficiente para ser un grupo ilustre de nuestro país? Teniendo en cuenta que en España todo va despacio, supongo que sí y más si sólo Mercromina (escisión de Surfin’ Bichos), si acaso La Habitación Roja y estos que nos ocupan sobreviven de esa generación. Somos trituradoras de música, es un hecho.

Bondades aparte, esta gente es indie por vivir alejado de la radiofórmula, porque, formalmente, su obra de lo más común. Es el pop de toda la vida. No lo digo como algo negativo. Siempre he creído que el arte ha de ser entendible, cercano y debe ayudar a la gente a verse representada en ella, que no la sientan como una boutade ajena (al menos, que sea propia). Otra cosa es si Niños mutantes hacen arte, que sería otro debate.
Las noches de insomnio es su séptimo disco y, partiendo de la base de que no le llega ni a la suela de los zapatos a El sol de invierno (su cumbre), no está mal. Han optado por la vía de que lo que funciona, no se toca. Quizá tenga algo más de vidilla, un sonido un poquito más pop, en temas como Errante, Días complicados o Las noches de insomnio, capaces de entrar a la primera escucha. No serán disco del año, pero sirve como digna continuación en la carrera de un grupo con solera, que hace lo que mejor sabe sin complicarse. Hacerlo fácil, es difícil. Que se lo pregunten a Jota y su carambola pseudo-flamenco-rock-indie (o lo que quiera que sea).