Perderla puede resultar traumático. Mantenerla puede parecer una rareza en según qué tiempos y circunstancias. Elena, mantiene una castidad despreocupada hasta que tiene la necesidad de perderla , la obligación de desvirgarse para poder contrabandear hachís desde Marruecos ocultándola en su vagina. Ella, una niña pija, ha de perder su doncellez por necesidades pecunarias. Con una cierta vergüenza se someta al trámite como a una operación quirúgica necesaria. En esta secuencia se escenifican con naturalidad y frescura los prolegómenos. La situación no está exenta de gracia y ternura: a mis ojos resulta divertidísima. Como a quién le toca la lotería, Jaimito (Juan Echanove) asume el feliz encargo de ayudar a Elena a perder su virginidad.
Aún a consta de que me tilden de pornográfo, aún comprobando que la escena aparece censurada en la redes sociales y sitios generales de internét... no me resisto a comentar estas imágenes frescas, desinhibidas y muy divertidas de la escena del necesario "desvirgamiento" de Elena por Jaimito (fallida, por cierto). Aparece en ellas una joven Aitana Sánches Gijón en la plenitud de su belleza en una escena de riesgo para toda actriz de la que sale sobradamente airosa. Ante el esplendor del cuerpo desnudo de la actriz, ante su naturalidad en escena, me quito el sombrero. He vuelto a ver recientemente la obra y he disfrutado con los diálogos y la trama como en los viejos tiempos. Y Aitana, ¡ay, Aitana!, pones tu imagen a una Elena que resulta en pantalla (como dice Jaimito) un auténtico regalo de la lotería. Si yo te hubiera conocido en aquellos tiempos, hermosa y seductora Elena, yo también te hubiera hecho con mucho gusto ese favor.