Volvemos a las andadas con el tema de la lengua. A muchos políticos les sale muy rentable hablar de nacionalismo para “rascar” algún que otro voto. El idioma, en concreto el catalán, vuelve a estar en entre dicho sobre todo si miramos las últimas lindezas que han soltado los políticos que ahora dirigen a base de tijeretazos una Cataluña cada día más plural.
Divide y vencerás, es así de fácil, crea un conflicto eterno con el resto del estado y olvida por un momento que más de un tercio de tu población tiene origen de lo que intencionadamente usted llama “paletos”. Por suerte no es una enfermedad que sólo se tenga aquí en Cataluña, muchos prefieren vender catalano fobia para rascar algún que otro escaño y así seguir lucrándose mientras otros discuten sobre si el catalán amenaza la la estabilidad de una lengua.
¿Y dónde queda a todo esto el inglés? Pues justo en el nivel medio/alto que todos se atribuyen en el curriculum para poder acceder a un empleo medio considerable. Y es que España vive demasiado pendiente del uso de su lengua, somos un país demasiado orgulloso de nuestro pasado imperialista y que gusta de tener ciertas comodidades. Y me explico, en nuestros países vecinos las películas extranjeras no se traducen, como mucho se subtitulan.
Nosotros por contra, criticamos con ferocidad que un videojuego no esté localizado o que una película no tenga un doblaje. Somos unos PAL-etos y nos lo merecemos. Nos queda mucho camino aún que recorrer hacia la cultura del esfuerzo y quizás estamos demasiado acostumbrados a que nos lo den todo mascado. Nos iría mejor si no creyéramos que el Gobierno va ha actuar como si de nuestro padre se tratara.
- Alumnos extrangeros, apuesto mi vida
Nuestros científicos emigran en busca de mejor sueldo, mejor cultura y una forma de vivir totalmente distinta. En otros países existen los conflictos sobre la lengua igual que en éste. En Francia el francés se impone sobre el occitano y en los países bajos el flamenco lo pasa mal contra las políticas más represoras.
Nos quejamos, siempre nos quejamos y creo que hoy por hoy tenemos poco derecho. Todo o casi todo viene en perfecto castellano, o subtitulado en su defecto. Y creo que aquí perdemos bastante en referencia al aprendizaje de una lengua. Sí, seguramente ganemos en comprensión, en disfrute o incluso nos sea más fácil y cómodo pero no aprendemos.
Algunos de vosotros me diréis que no jugáis para aprender, que solo lo hacéis para disfrutar, pero luego somos los primeros en quejarnos de las pocas oportunidades que tenemos para tener un buen puesto de trabajo. Nuestro nivel de inglés es pésimo, pongamos lo que pongamos en nuestros curriculums. Tanto que temblamos cuando alguien se nos acerca con cara de guiri y pregunta por algún lugar concreto de nuestra ciudad.
“Sorry” ¡Zorri tu padre! Y cosas como éstas son muy graciosas pero no deja de demostrar que estamos ante una de las grandes carencias de nuestra sociedad. Hemos entrado en Europa pero seguimos pensando en nuestros problemas internos. Un claro ejemplo lo tenemos en nuestros “maravillosos” políticos que son tan cínicos que introducen disputas sobre la lengua en sus políticas territoriales y luego ensalzan la necesidad de tener un buen nivel de inglés. Luego van ellos a las convenciones con los pinganillos para hacer uso de la traducción simultanea.
Hace unos años cuando en nuestro país no llegaban los juegos, de hecho muchos quedaban en un limbo un tanto ambiguo, la gran mayoría venia en un considerable inglés. Cosa que hacía imprescindible el uso del diccionario para ir ganando comprensión de aquello que se iba diciendo. ¿Error? Bueno, quizás si pero más de uno aprobó más de un examen gracias a esos tremendos esfuerzos.
Sí, el castellano es una lengua potente, quizás la tercera a escala mundial, después del chino y el citado inglés, pero no es incompatible con el nuestro. Al igual que el catalán, euskera o gallego no son incompatibles en un mismo Estado, todos deberíamos entender que el uso de una lengua en todas sus expresiones nos ayuda mejorar como personas a comprender mejor las vicisitudes de una cultura y a poder ir por el mundo con la seguridad de que más o menos nos pueden entender.
- ¿Qué más da el idioma si es un juegazo?
Un error, sin duda alguna, nos hemos acostumbrado a tragar papillas para no tener que masticar, nuestros dientes se deterioran por desuso y nuestras neuronas dejan de funcionar. Autómatas que viven en su burbuja, civilizaciones pequeñas, cerradas y lo suficientemente arcaicas como para alejar de sus aledaños todo aquello que nos pueda hacer crecer como pueblo.
Podemos seguir discutiendo entre nosotros, podemos ir tirando mierda hacia el vecino y luego quejarnos porque éste nos la devuelve (eso se nos da muy bien). Un día las compañías empezaran a abaratar costes y nos volverán a dejar tirados (algunas ya lo hacen) así que dejarán de invertir dinero en las traducciones y volveremos atrás como en los viejos tiempos. A lo mejor así, los exámenes de inglés empezarán a alcanzar los niveles europeos.
- ¿Tan difícil era?
Una panda de PAL-etos mandados por unos “paletos” mayúsculos que dan palos de ciego en casi todo lo que dan. Tan acostumbrados al éxito empresarial que sin aceptar el fracaso no saben hacia que dirección apuntar. ¡Nos mandan burros sin ojos! Por lo que por mi parte me niego a seguir las marcas de polvo que han ido dejando. Quizás va siendo hora de elegir mi propio camino y ser yo el que decide en que idioma jugar.