Es posible que haya gente a la que le funcione aquello de que si persigues tus sueños se terminan cumpliendo. Por lo general eso lo suelen decir los que han triunfado en algo porque, para ellos, sí se ha cumplido totalmente: han trabajado con perseverancia y devoción hasta que finalmente han logrado lo que querían. Pero en su camino han dejado gente que ha trabajado igual de duro que ellos y con la misma constancia y que, sin embargo, no han llegado al destino soñado ¿por qué? Pues porque así es la vida, simple y llanamente, porque no siempre se cumplen los sueños.
Siento si alguien se siente desilusionado ante esta afirmación, pero de verdad creo firmemente en que no basta el deseo y el trabajo bien hecho para que se cumplan tus sueños. Es necesario, además, que se den una serie de fenómenos simultáneos que envuelven a los planetas y a las constelaciones, que los hados estén contigo, que los duendes y los elfos estén dispuestos a colaborar, que te acompañe la suerte, que no caigas en un atentado terrorista, que seas el mejor en lo tuyo, que seas buena persona, que lo desees con todas tus fuerzas y que no se aloje ningún tumor en tu cuerpo.
Y aún así dependerás de otras personas con otras circunstancias que deberán escogerte.
Así que nada, no pierdas el optimismo y sigue persiguiendo tus sueños, pero no olvides que lo que tú puedes poner de tu parte es solo una parte de la ecuación. Y si eres de los que han cumplido lo que soñaban de niños te pido un favor: no vayas por ahí diciendo que para que los sueños se cumplan solo es necesario desearlo y trabajar duro. Somos muchos los que nos hemos dado de narices contra una realidad que contradecía esa frase.