Echemos un vistazo atrás, ¿cuánto tiempo ha pasado ya? Casi seis años, o lo que es lo mismo, casi 2191 días. Dos presidentes del gobierno y dos Papas, que se dice pronto. Para nosotros media vida, o vida entera, ya que al fin y al cabo es lo que tiene la juventud. De algo teníamos que presumir ¿no?
Durante todos estos años hemos podido disfrutar de todo un poco, o de un poco de todo. Profesores (unos buenos y otros no tanto), compañeros de clase para todos los gustos y colores y, sobre todo, amigos. Muchas risas compartidas, alegrías y decepciones, y algún que otro mal momento en el que se nos ocurre la genial idea de gritarnos o de echarnos a llorar como tontos recordando tiempos mozos, es lo que tiene la convivencia.
Horas, horas, y más horas. Seis al día, de lunes a viernes, y a algunos todavía nos quedan ganas y fuerzas de volver a vernos los fines de semana. Y los puentes, y los festivos. Y las vacaciones de verano, y las fiestas de prau. Sin olvidar los viajes de estudio. Bueno, si así se pueden llamar, porque de estudio poco, todo sea dicho.
Hoy puedo decir orgullosamente que ya sois una parte más de mí (algo así como un brazo, o una pierna, no lo tengo del todo claro), y, humildemente, espero que yo, en mayor o en menor medida, haya influido en vuestra vida tanto como vosotros lo habéis hecho en la mía.
Podría escribir mucho más, pero ya sabéis que lo bueno y breve, dos veces bueno. Eso sí, solo me queda una cosa por decir: esto hay celebrarlo como dios manda.
"Nadie debería de tener miedo al fin. Al fin de una página, al fin de un capítulo o al fin de un libro, ya que más páginas vendrán, más capítulos habrá y, con suerte, más libros se escribirán.
El fin de una etapa no es más que el comienzo de otra nueva. Lo mejor está todavía por llegar."
Toma la iniciativa.
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