Revista Política

UNA PELI DE DOS ROMBOS, por Piti Ferrer

Publicado el 14 julio 2013 por Catalega @Catalega
UNA PELI DE DOS ROMBOS, por Piti Ferrer Ésta semana he leído una noticia que me ha llamado la atención: <<El  Gobierno trabaja para recuperar los “dos rombos”>>. Y se me han puesto los pelos como escarpias... Lo primero que me entró por el cuerpo fue la misma sensación de mala leche que me entraba cuando aparecía la dichosa figura geométrica en la televisión de mi casa y mi padre, acto seguido, me mandaba a la cama. Yo, que siempre he sido un poco búho (animal nocturno), daba toda la morcilla del mundo para no acostarme y, a veces, hasta lo conseguía. Pero, como en vez de uno hubiese dos rombos, aquello era innegociable. Después del primer pronto, me invadió la nostalgia y me acordé de la televisión de mi casa y de los programas que veía cuando era pequeña.
Nuestra tele era una Telefunken naranja, setentera total (hoy sería muy cool), que les trajo a mis padres de Alemania uno de mis tíos. En su momento era lo más de lo más: a color, con los botones de los canales táctiles ¡pero sin mando a distancia! Lo cual no era un problema para mi padre porque con mandarme a mí tenia suficiente. Menos mal que en aquella época solo había dos canales (ambos de TVE) y eso del zapping estaba un poquito complicado.
Cuantas tardes he pasado delante de esa televisión comiéndome mi bocadillo y viendo Barrio Sésamo con Espinete con Don Pimpón, Chema y Ana. Cuantos viernes por la noche he disfrutado viendo el Un, dos, tres, por supuesto con la extraordinaria Mayra Gómez Kent. Cuantos domingos he llorado viendo Candy, Candy y ni os cuento cuando se murió Anthony, el amor de su vida, o Chanquete en Verano azul. Cuantas veces me he peleado con mi padre porque no me dejaba ver Luz de luna, y todo porque a él no le gustaba y decía que era un pego de serie. Y ya ni os imagináis la de programas de Con las manos en la masa que he visto; a día de hoy ni se me ha olvidado la canción del intro. ¡Ay! Que recuerdos...
 Bueno, lo cierto es que los años fueron pasando, yo crecí y los famosos rombos, sobre todo utilizados en películas de miedo o con contenido erótico (esto último, a veces, era sorprendente porque faltaba enseñar un hombro para considerar que la película era “erótica”) que indicaban que el contenido no era apto para menores de 14 años- un rombo- y menores de 18 años- dos rombos-, allá por el 1985, desaparecieron... Y ahí fue cuando se lió parda… porque pasamos de de la nada al todo y del puritanismo a la vulgaridad más extrema. Os recuerdo a las mama chicho que, según la canción, las tocaba y todo lo demás que seguía; o el programa de Gil y tal y tal, que mejor no comentar, por poner un ejemplo.
Era evidente que, ante ése desmadre, había que poner orden y avisar a los padres de qué programas estaban destinados para menores de edad y cuales no. Claro que lo que nunca comprenderé es porqué lo ponían en esas franjas horarias. Entonces apareció un circulito negro con un +14 y +18 en el hueco que, en su día, ocupó el famoso rombo. Código visual que, por cierto, tuvo poco éxito; de hecho  hay cadenas que lo usan actualmente y otras (muchas) no. Y después de todo esto, ¡¿ahora vienen con lo de “querer recuperar los dos rombos”?!
Cuando lees el desarrollo de la noticia, te das cuanta que no se refieren como tal a los dos rombos (¡menos mal! Porque eso sería rancio, rancio, rancio). Se refieren a un código de advertencia audiovisual que extenderían, a parte de la televisión, al cine e internet.  Código ¡que ya está inventado!, solo hay que obligar a que los canales lo pongan y, sobre todo, a que respeten ciertos horarios porque cuando me siento delante del televisor y veo que desde las doce de la mañana están poniendo en Tele Cinco Mujeres y hombres y viceversa, por muy de mente abierta que yo sea, no me queda más remedio que plantearme si es necesario, o mejor dicho adecuado, que a esa hora, donde es muy frecuente que haya menores de edad en frente de la televisión, se ponga un programa donde fulanita se ha ido a la habitación con menganito y, al día siguiente, esa fulanita se pelea con sutanita porque ésta parece que también se ha ido a otra habitación con el mismo menganito. 

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