![UNA PREMONICIÓN ONÍRICA CUMPLIDA UNA PREMONICIÓN ONÍRICA CUMPLIDA](https://m1.paperblog.com/i/552/5525363/una-premonicion-onirica-cumplida-L-0cp1L1.jpeg)
La señora de B., una excelente persona dotada además de agudo sentido crítico,me refiere sin conexión aparente con el resto de la conversación y sin ninguna segundaintención, que en cierta oportunidad, hace ya algunos años, soñó que se encontraba consu amigo y antiguo médico de cabecera, el doctor K., en plena Kärntnerstraße, ante latienda de Hies. A la mañana siguiente, pasando por esa calle, se encuentra efectivamentecon dicha persona en el mismo lugar que en el sueño. He aquí el tema del sucedido. Sóloagregaré que ningún hecho ulterior vino a revelar eI significado de esta coincidenciamilagrosa, o sea que la misma no puede ser explicada por nada ocurrido en el futuro.
El análisis del sueño es facilitado por el interrogatorio, que establece laimposibilidad de demostrar que haya tenido el menor recuerdo del sueño antes de supaseo, es decir, durante la mañana siguiente a la noche en la cual lo soñó. Taldemostración consistiría, por ejemplo, en haber anotado o comunicado a alguien elsueño antes de que se cumpliera su premonición. Por el contrario, la señora en cuestióndebe aceptar sin reparos la siguiente sucesión de los hechos, que considero la másprobable. Una mañana se pasea por la Kärntnerstraße y se encuentra con su viejo médicode familia ante la tienda de Hies. AL verlo, se siente convencida de que la noche anteriorha soñado con ese preciso encuentro en ese mismo lugar. De acuerdo con las reglasvigentes para la interpretación de los síntomas neuróticos, tal convicción debeconsiderarse como justificada. Su contenido, empero, requiere una interpretación.
Entre los antecedentes de la señora de B. hay un episodio relacionado con eldoctor K. Siendo aún joven, fue casada sin su pleno consentimiento con un hombre decierta edad, pero adinerado, el cual pocos años después perdió su fortuna, enfermó detuberculosis y murió. Durante varios años, la joven esposa tuvo que mantenerse a símisma y a su marido enfermo dando clases de música. Con todo, halló amigos en suinfortunio, uno de los cuales fue su médico de familia, el doctor K., que se dedicó a laasistencia del marido y la vinculó a ella con sus primeros alumnos. Otro amigo era unabogado, por coincidencia también un doctor K., que puso algún orden en las caóticasfinanzas del comerciante arruinado, pero al mismo tiempo cortejó a la joven mujer ytambién despertó en ella la pasión por primera y última vez. Este amorío no llegó ahacerla realmente feliz, pues los escrúpulos creados por su educación y por sumentalidad le impidieron abandonarse a su pasión mientras estaba casada, y tambiénmás tarde, cuando ya era viuda. En la misma ocasión en la cual me narró el sueño, laseñora de B. refirió asimismo una ocurrencia real de ese período desgraciado de su vida,ocurrencia que, en su opinión, encierra también una notable coincidencia. Hallábase ensu cuarto, arrodillada en el suelo, con la cabeza reclinada en un sillón, y sollozaba presade apasionado anhelo por su amigo y protector, el abogado, cuando en ese mismomomento se abrió la puerta, al venir éste a visitarla. Nada de extraño vemos en talcoincidencia, si consideramos cuán frecuentemente ella pensaba en él y cuán a menudoéste le habrá visitado. Además, casualidades como ésta, que parecen preconcertadas, seencuentran en todas las historias amorosas. Sin embargo, esta coincidencia quizárepresente el verdadero contenido de su sueño y el único fundamento de su convicciónde que aquél llegó a cumplirse.
Entre dicha escena, en la cual se cumple un deseo, y este sueño median más deveinticinco años. En el ínterin, la señora de B. llegó a enviudar de un segundo marido,que le dejó un hijo y cierta fortuna. El afecto de la anciana señora sigue dedicado a aqueldoctor K., que es ahora su consejero y administrador de sus bienes, y a quien suele ver amenudo. Supongamos que durante los días anteriores al sueño esperó una visita de él,pero que ésta no haya tenido lugar, pues el antiguo cortejante ya no se muestra, nimucho menos, tan asiduo. Es posible entonces que durante la noche haya tenido unsueño nostálgico que la transportó a los tiempos idos. Su sueño se refirió con todaprobabilidad a una cita de la época de su pasión, y la cadena de las ideas oníricasconduce hacia aquella ocasión, en la cual, sin ningún concierto previo, él Ilegóprecisamente en el momento en que más lo anhelaba. Es probable que actualmente tengaa menudo sueños de esta especie; forman parte del castigo diferido con el cual la mujerpaga su crueldad juvenil. Tales sueños, sin embargo, siendo derivados de una corrientecoartada de ideas y plenos de reminiscencias a aquellas citas que ya no gusta recordardespués de su segundo matrimonio, son eliminados apenas se halla despierta.
Posiblemente esto haya ocurrido también con nuestro sueño pretendidamente profético.Luego sale de paseo, y en un punto de la Kärntnerstraße, que en sí mismo no tieneimportancia, se encuentra con su viejo médico de familia, el doctor K., a quien no havisto desde hace tiempo. Este se halla íntimamente vinculado a las excitaciones de aquelperíodo feliz y desgraciado a un tiempo, pues también él fue un protector, y podemosaceptar que en sus pensamientos, quizá también en sus sueños, ella lo use como unpersonaje encubridor, tras el cual oculta la figura más amada del otro doctor K. Esteencuentro reanima entonces su recuerdo del sueño. Ella tiene que haber pensado: «Escierto: anoche he soñado en mi cita con el doctor K.» Pero este recuerdo debe sufrir lamisma deformación a la cual el sueño sólo pudo escapar merced a que ni siquiera fuerecordado. En lugar del amado K. coloca al K. indiferente, que es quien le ha recordadoel sueño; el contenido mismo del sueño -la cita- se transfiere a la convicción de habersoñado precisamente con ese lugar, pues una cita consiste en que dos personas acudan aun tiempo a un mismo lugar. Si en tal caso surge la impresión de que una premoniciónonírica ha Ilegado a cumplirse, ello sólo significa la reactivación de su recuerdo deaquella escena en la cual había anhelado, sollozando, su presencia, y tal anheloinmediatamente se había cumplido.
Así, la creación de un sueño después del suceso al cual se refiere, como únicomecanismo que posibilita los sueños proféticos, no es sino una forma más de la censuraque permite al sueño la irrupción a la consciencia.
Sigmund Freud , 10 de noviembre de 1899.