Ingenuamente pensamos que estamos preparados para afrontar las pruebas que nos impone la vida pero, la mayoria de las veces no ocurre asi, las pruebas que se nos presentan y las cuales debemos superar , muchas veces son pequeñeses que se sobredimensionan por lo inesperado de su ocurrencia y nos toma con las defensas abajo, por ejemplo puedo poner el caso de familias que se han desbaratado por asuntos de una herencia, ya que hay un listillo que con trucos sucios se apodera de los bienes que dejarón los padres, los hermanos desposeidos jamas se llegarón a imaginar que su hermano, el mas querido por todos les fuera a desvalijar sus sueños y se hubiera apoderado de lo que no le correspondia.
Las pruebas que nos pone la vida son la mayoria de las veces la mas inesperada, somos tan inocentes que llegamos a pensar que estamos preparados , nos paseamos por diferentes situaciones y nos recreamos sintiendonos invencibles ya que estamos preparados para el sufrimiento y nos sentimos fuertes y dispuestos a encarar la prueba cuando esta llegue, pero cuando la prueba sobreviene nos coge totalmente desprevenidos y nos da por donde mas nos duele, incluso puede ser una nimiedad y nos ahogamos en el desafio que significa. La prueba por lo general nos pone patas arriba, nos descentra, nos hace descarrilar y y pareciera que no somos capaces de superarla, de tanto darle vueltas al asunto nos vamos sumergiendo en las aguas cenagosas de la depresión y no somos capaces de responder, hay otro ejemplo que lo he visto muchas veces y es cuando un hijo o hermano tiene una relación sentimental con una persona que no estaba a la altura de nuestras expectativas y alli sobreviene otra prueba que nos hace sufrir y producir lagrimas amargas.