Revista Literatura

Una queja.

Por Mariateresaalaezgarcia @mtiag

Para el libro “Antología Piernas Cruzadas”  de la comunidad de Ning “Antologías“.

Tras el paso por el taller del foro Metáforas, dirigido por Diana Gioia.

¡Hola, ladrón de sueños!

He visto que has cerrado tus fotologs. (“Tus”, con ese, que yo los leía todos).
¿Qué te ha ocurrido? ¿Se te ha acabado la arena de todas las playas? Sí, esa que usas para hacer que nuestros ojos nos piquen y nos marchemos a dormir.

¿Los sueños de la gente son tan negativos que nos desprecias?

¿Te has vuelto honrado?

¿Mr. Sandman ha adquirido el monopolio de toda la arena del planeta o del universo y no te deja ir por ahí durmiendo a la gente con tanta facilidad? ¿O es que ha descubierto tu intrusión en sus dominios y te ha denunciado? No nos has querido decir nada para no rompernos más sueños – el corazón ya nos lo quitaste, “pillastre” – y al final estás encarcelado entre las barreras crueles de la realidad con la pena más devastadora: trabajando por las noches.

No pienses que nos vas a manipular así, yéndote de repente, de prisa y corriendo, ladronzuelo. Poca gente joven y soñadora hay en la realidad. Más bien actúan como los niños: quieren las cosas en las manos y deprisa. Si te fijas, los fotologs y blogs encantadores están llenos de soñadores que rondamos o los cuarenta y más – la crisis de la madurez, la crisis de la edad de oro, todo son crisis – o la infancia, menores de dieciocho. Aquí tenías tú un buen banco de sueños para robar… ¿Y no has sabido aprovecharlo? Las mujeres maduras protegemos a los jóvenes y a sus sueños, regalando los nuestros para que el mundo pueda seguir girando, a tu pesar. No nos creemos tus “tejemanejes” provocadores de una realidad  que nos impida dormir o de un vacío  que inunde las noches de la gente y de la vida.

Y el caso es que estábamos orgullosas de lo que hacías luego con nuestros sueños. Verdaderas maravillas. Contigo estaba la maravillosa Mery a quien has roto el corazón, finés. No eres totalmente responsable de su desaparición pero un poquito… sí, la verdad. Ella accedía a su fotolog y se mantenía en él porque le regalabas los sentimientos que arrancabas de nuestros sueños, y ahora la privas de una parte de vida… No de toda, menos mal. Mery es una chica inteligente, tiene buen gusto, es maja y autosuficiente. Pero tú le dabas la sal que hace falta para acompañar los aromas de los mejores guisos.

Oye, finés… ¿Tan pronto empieza Papá Noel a recoger la lista de juguetes para prepararlos y repartirlos? ¿Te ha llamado y has de ir a ayudarle? A ver si te he juzgado mal y buscas en nuestros sueños las verdaderas necesidades para que, si hay algún ente por ahí perdido que quiera hacer algo positivo por el mundo, las cubra y podamos, de una vez, ser felices.

¡Oh! No te habrán cogido la patita con un atrapasueños de esos para que no robes sueños infantiles. ¿Quién ha sido? Le enviaré una legión de mariposas de la noche. Romperán el atrapasueños y te liberarán de semejante cepo.  Y una banda de libélulas alumbrará tu camino de vuelta mientras que una orquesta sinfónica de búhos, cigarras, mochuelos y mininos te darán la bienvenida, cantando tus alabanzas en el camino de vuelta.

En todo caso, espero que vuelvas y acortes este paréntesis, te reúnas con tu señora de la imaginación y sigáis enseñándonos y descubriéndonos esas maravillas ocultas en vuestras jóvenes mentes. Para seguir capitaneando las naves del buen gusto y de la crítica porque todo es necesario en esta vida y,aunque nadie es imprescindible, todos somos necesarios.

La verdad, yo me quejaba de que si me robas los sueños no tendré nada sobre lo que escribir. Pero lo cierto es que palique no me falta y temas para elucubrar, tengo para rato.

Anda, vuelve y seguid los dos dándonos nuestra sal, junto al Gran Señor del Sueño, antes de que su hermana, la Gran Señora de la Noche Eterna, venga a buscarnos cuando su otro hermano, Destino, marque nuestro final. Somos pobres y culpables humanos. Necesitamos un poco de imaginación dirigiendo las riendas de nuestros desencaminamientos y nuestros desencuentros.

Besitos.

Pernelle.

(c) Maria Teresa Aláez García. Mayte Aláez. Pernelle.


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