Es mundialmente conocida mi incapacidad para conseguir que la reposteria con levadura suba, así que rara vez me atrevo a hacer tartas o pasteles. Por eso os aseguro que a poca gracia que tengáis con la repostería la receta que os traigo hoy seguro que os hace triunfar.
A estas alturas lo que he aprendido es que las recetas de repostería hay que seguirlas al pie de la letra y que no todas las recetas que se publican en internet tienen las proporciones correctas, así que antes de lanzarme a hacer cualquier cosa, comparo diferentes recetas. En este caso me quedé con la de Na Lua Dulce y fue todo un acierto.
Los ingredientes que necesitaremos son:
- 250g de harina
- 350g de azúcar
- 3 huevos
- 250g de mantequilla
- 150g de nata para cocinar
- 250ml de cerveza negra Guinness
- 2 cucharadas de esencia de vainilla
- 75g de cacao en polvo
- Una chucharadita de bicarbonato
Mezclamos la nata, los huevos y la vainilla por una parte y reservamos. Ponemos a calentar la cerveza en un cazo, sin dejarla llegar a ebullición, y añadimos la mantequilla, removiendo hasta que se derrita. Añadimos la cerveza con la mantequilla a la mezcla de la nata, los huevos y la vainilla.
En otro bol mezclamos el cacao, la harina y el azúcar. Añadimos la mezcla líquida poco apoco, asegurándonos de que la masa quede homogénea. El resultado es bastate líquido.
Pasamos la masa a un molde que esté engrasado y enharinado. Metemos al horno, previamente precalentado, a 180º durante 50-60 minutos. El punto justo es el momento en el que al pinchar la tarta el tenedor o el palito de brocheta salgo limpio.
Para terminar haremos un frosting con queso de untar y azúcar glass. En teoría el frosting debería llevar la misma cantidad de azúcar glass que de queso y en la mayoría de los casos se le añade mantequilla. Yo prefiero utilizar un poquito menos de azúcar, añadir una cucharadita de esencia de vainilla y prescindir de la mantequilla. Por si queréis evitar la experimentación, aquí os dejo una receta de María Lunarillos.