El Partido Popular andaluz propone una receta explícita y directa para terminar con la desigualdad que existe entre nuestra región y el resto de Europa, ya que contamos con la tasa de desempleo más alta: el 35% de la población que puede y quiere trabajar no encuentra un empleo.
Para el Partido Popular, un modelo de baja presión fiscal es fundamental para reactivar no solo el consumo, sino también el ahorro, que constituye la base de la inversión futura y, por tanto, del tejido empresarial. Es por ello que ha presentado una reforma dirigida, fundamentalmente, a bajar los impuestos de los andaluces, vía IRPF e Impuesto de Sucesiones y Donaciones.
Las rebajas fiscales, como digo, afectarán al conjunto de la sociedad ya que son “generalizadas” e irán, en el caso del IRPF, desde el 16,67% al 7,6%, en función de la renta percibida y, en el caso del Impuesto de Sucesiones y Donaciones, la disminución puede llegar al 87,6%.
Y es que vivir en Andalucía no puede ser un castigo, ya que contamos con sectores pujantes que no están siendo impulsados por el actual gobierno. No podemos tener la mayor presión fiscal del país porque, en el actual modelo económico, las empresas se instalan en zonas más beneficiosas desde el punto de vista tributario y, con ellas, los puestos de trabajo.
Creo que esos 5.000 andaluces que han rechazado la herencia debido a la mordida que la Junta efectúa sobre la herencia, valga la redundancia, merecen un cambio de modelo basado en la eficiencia y la racionalización y contención del gasto.
Creo sinceramente que el principio de justicia debe estar presente en toda administración pública, dejando lo que al pueblo le pertenece en manos del pueblo, ya que han sido nuestros padres y abuelos los que con mucho trabajo y esfuerzo han conseguido unos ahorros modestos.
Dejemos de alimentar gasto político y administración paralela y vayamos a una sociedad rica en inversión, donde los puestos de trabajo afloren y los andaluces no seamos expulsados por carecer de oportunidades reales en nuestra tierra.