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POR ENRIQUE VIDAL.
6º).- 1914 - LA SOLICITUD DEL TÍTULO DE REAL POR EL BETIS, UNA JUGADA MAESTRA DEL BALOMPIÉ.
Ya vimos en capítulos precedentes que la primera noticia que se publica en los medios sevillanos sobre gestiones, en un estado ya avanzado, para la concesión del título de real por parte de un club sevillano (sin especificar cuál) es del 1 de febrero de 1914, en el Correo de Andalucía:
“Probablemente casi seguro y muy en breve podré comunicar a mis lectores una “regia” y grata sorpresa, que se prepara. En cuanto sea un hecho lo que hasta ahora es un proyecto, lo publicaré enseguida para que todos lo sepan, pues yo estoy como quien dice rabiando por trasladarla a esta columna.”
EL CORREO DE ANDALUCÍA, 1 de febrero de 1914.
Parece que la confirmación será inminente (“en breve podré comunicar”) y que el proceso lleva ya algún tiempo en preparación. El periodista que da la exclusiva es Oreto, pseudónimo de Juan Otero. No es difícil adivinar quién era su privilegiadísima fuente, su hermano Diego, conocido futbolísticamente como “Niño Vega”, histórico equipier del Betis Football Club integrado por entonces en la disciplina del Sevilla Football Club y que reaparecería como directivo en la primera junta del nuevo Betis Football Club resucitado en marzo de 1914, engolosinado, sin duda, con la zanahoria del título real. Luego retornaría al Sevilla, pero ésa ya es otra historia.
Los meses previos a la noticia de Oreto, desde mediados de 1913 hasta el final de enero de 1914, inclusive, marcan la desaparición virtual del primitivo (e informal) Betis Football Club que ni siquiera participa en el campeonato de Sevilla que empieza a disputarse en estas primeras fechas del año.
El investigador Juan Castro Prieto, en su obra “Orígenes del fútbol sevillano. La olvidada memoria británica”, se refiere a ello de la siguiente forma:
“… hacia el verano de 1913 el Betis Foot-ball Club, prácticamente había desaparecido de la escena deportiva sevillana. La mayoría de sus jugadores abandonan sus filas para ingresar en distintos equipos; Domínguez, Otero, Liñana, Amorós, etc., juegan con el Sevilla F.C. Los Hnos. Manuel y Antonio Gutiérrez lo hacen en el Andalucía, José Gutiérrez estaba nuevamente integrado en el Balompié; Miguel Folgado, estaba por entonces más preocupado por el ciclismo que por el fútbol. Efectivamente el equipo ni siquiera puede participar en el campeonato de Sevilla de 1914, que se celebró a comienzo de año. La integración en el Sevilla Football Club había provocado la desaparición del simpático Club bético.”
Con este panorama, es difícil presumir un interés ni el inicio de unas gestiones ante la Casa Real para la concesión del título en nombre de una sociedad desaparecida que no llegó a registrarse en el Gobierno Civil, ni mucho menos que la propia Corona tomase en serio una solicitud así, si no hubiese alguna variable aún no tenida en consideración.
No es hasta marzo de 1914 cuando encontramos noticias periodísticas sobre el nuevo Betis auspiciado por algunos de los antiguos elementos béticos integrados en el club sevillista (Domínguez Anillo, Otero, Folgado, etc.) más otros socios-jugadores de origen netamente sevillistas, como lo fueron los hermanos García de la Borbolla, a quienes no se les conoce relación previa alguna con el Betis FC.
“Anoche se reunieron en Junta General los individuos que habían pertenecido a la antigua sociedad “Betis Football Club” habiendo acordado reorganizar el club y al mismo tiempo nombrar la junta directiva en la forma siguiente:
Presidente: D. Guillermo Comesaña Arahal.
Vicepresidente: D. Alfonso Casellas.
Secretario: D. Eladio García de la Borbolla.
Tesorero: D. Manuel Domínguez.
Vocales: D. Miguel Folgado.
D. Francisco Díaz.
D. Diego Otero.
D. Antonio Amorós.
Capitán primer equipo Antonio Gutiérrez Fernández.
Está sociedad, siguiendo la costumbre de años anteriores, piensa organizar varios equipos, entre ellos uno infantil.
Los individuos que deseen ingresar como socio en la referida sociedad pueden dirigirse al domicilio social en Castellar, 42.”
EL NOTICIERO SEVILLANO, 21 de marzo de 1914
Entre esas noticias, ya vimos la confirmatoria de la fecha de fundación oficial bética en la sede del Sevilla Balompié.
En cualquier caso, la aparición (o resurrección) del Betis se produce varios meses después del inicio de las gestiones para la obtención del título de Real ante el monarca español, de modo que no parece muy creíble que aquel primitivo Betis de 1909 de los hermanos Gutiérrez, desaparecido y ni siquiera inscrito en el Gobierno Civil, fuese a ser el destinatario de las bendiciones reales.
Cuestión distinta sería que el proyecto para la consecución del patrocinio real hubiese partido de otro lugar. La mirada entonces se dirigiría automáticamente hacia el Sevilla Balompié, entidad con socios más afines a la monarquía, dada su pertenencia al mismo ejército que el rey soldado Alfonso XIII. Si así fuese, podríamos estar ante un plan preconcebido y con unas finalidades muy definidas. El genio intelectual de Pedro Rodríguez de la Borbolla y sus dotes para hacer política se encontrarían detrás de esta estrategia, que se nos aparece hoy de una inteligencia extraordinaria.
Pedro Rodríguez de la Borbolla
Sería posiblemente el entorno del propio rey Alfonso XIII, a instancias del Marqués de Mochales quien, ante la petición de los balompédicos de que honrase al club con la corona, sugiriese el nombre de Pedro Rodríguez de la Borbolla, joven político sevillano e hijo de un hombre de su total confianza, para gestionar discretamente dicha petición, quizás para evitar las críticas de la opinión pública por el favoritismo del trono hacia la clase militar y lo inapropiado del interés del monarca por el sport, algo que estaba muy lejos de ser una cuestión de Estado. O quizás por otras razones que se nos escapan.
Sea como fuere, los datos apuntan a que Rodríguez de la Borbolla diseñó un plan tremendamente ingenioso, que consistiría, como hemos dicho, en formalizar los trámites para la obtención del título real a través de un vehículo aparente (el nuevo Betis FC), en lugar del propio Sevilla Balompié, aún cuando la idea fuese que éste acabara siendo el destinatario último (mediante la posterior absorción de aquél) de la corona. No parece casualidad que la junta constituyente del nuevo Betis, en trance ya de ser coronado como real, consigne como establecimiento del Club precisamente el mismo lugar en que estaba la Secretaría del Sevilla Balompié, en la Venta de Eritaña.
El “plan Borbolla” permitiría además cubrir varios objetivos muy apreciables:
Primero, como se ha dicho, se evitaba (o dificultaba) una nueva polémica pública por los favores reales a la casta militar, que pudieran salpicar la ya de por sí castigada figura de Alfonso XIII en este sentido. El atractivo de la corona permitiría mientras tanto también buscar las adhesiones de autoridades, la aristocracia y personajes importantes de la sociedad civil española y sevillana. Así sucedió, y el 27 de noviembre de 1914, El Liberal publicaba la siguiente relación de cargos del ya Real Betis FC:
“Presidente nato, el Rey D. Alfonso XIII. Presidentes honorarios, el Marqués de Mochales, D. Pedro Rodríguez de la Borbolla y Amoscótegui, el Conde de Halcón, D. Francisco Pagés y Belloc, D. Manuel Hoyuela, D. Estanislao D. Ángelo, el Alcalde de Sevilla y D. Rafael García de la Borbolla. Socios honorarios: D. Eduardo Dato (presidente del gobierno), D. José Sánchez Guerra (ministro de gobernación), D. Antonio Maura (presidente del Partido Conservador), Marqués de Viana, Marqués de la Torrecilla, Conde de Romanones, Marqués de Alhucema, Marqués de Estella, D. Santiago Alba, Conde de la Montera, D. Lorenzo Domínguez Pascual, Marqués de Salobral, D. Carlos Cañal, Capitán General de Andalucía, Gobernador de Sevilla, Presidente de la Diputación, D. Teodoro Iradier, Conde de Urbina, D. Eduardo Ybarra, D. Hilario del Camino, D. Agustín Vázquez Armero, D. Enrique González, D. Ildefonso Marañón, D. José Montes Sierra, D. Manuel Clavijo, Presidente de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, D. Félix Valparda, D. Salvador López, Hno. Mayor de la Cofradía de la Esperanza, Hno. Mayor de la Cofradía de Ntra. Sra. De la Hiniesta.”
Segundo, se provocaba la escisión ya comentada en el Sevilla FC por parte de los elementos exbéticos (del Betis de 1909) que se habían integrado en aquél, haciendo que se embarcasen en el nuevo Betis con el reclamo de la corona. Era mucho más factible que estos elementos se integrasen en el resucitado Betis a que salieran del Sevilla FC directamente para el Balompié, pues no hay que olvidar que en su día se escindieron voluntariamente de los balompédicos debido a ciertas discrepancias con ellos.
Tercero, la obtención de la corona real ejercía también su vis atractiva incluso entre elementos originalmente sevillistas, empezando por los hermanos Eladio y Francisco García de la Borbolla, primos de Pedro Rodríguez de la Borbolla Serrano y conocedores del plan diseñado por éste, ante el que inmediatamente sucumbieron, sirviendo de cabezas de puente para la huida de otros sevillistas hacia el nuevo Betis FC, como paso intermedio para su integración definitiva en el Balompié, desmembrando a su principal enemigo deportivo, al que se ocasionaba una herida de muerte que probablemente lo condenaba a pasar por aceptar una absorción en desventaja, algo que finalmente abortaría Paco Alba.
Cuarto, el Balompié, en perspectiva de convertirse en club real mediante su fusión en curso con el Betis FC, podía mover influencias en el Ayuntamiento sevillano para fortalecer su economía con una subvención municipal de 1.000 pesetas obtenida en septiembre, muy cerca del fin del proceso, y que lo situaba en ventaja desde el punto de vista patrimonial ante cualquier movimiento de integración.
La mano de Rodríguez de la Borbolla se percibe en ello. El Alcalde de Sevilla, D. Carlos Lastra Romero, Marqués de Torrenueva, aprueba esta insólita ayuda en septiembre y mes y medio después, ya era Presidente de Honor bético. La distinción real no la recibe el subvencionado Balompié, lo que hubiera levantado más sospechas, sino el equipo bético, al que poco le quedaba (apenas días) para ser absorbido por su nodriza.
Quinto, la Sociedad Sevilla Balompié no aparecía públicamente como promotora del plan, pudiendo esgrimir frente al Sevilla que no era ningún subterfugio o maniobra extraña para descolocarlo del liderazgo en la futura sociedad común sevillana sobre la que se estaba negociando, sino un asunto propio y particular del Betis FC, ajeno a cualquier influencia del Balompié.
Sexto, una vez completada la operación envolvente con la absorción bética por parte del Sevilla Balompié, la situación era en apariencia inmejorable: el título de real estaba en manos de los militares (su destino natural desde el inicio) y, en caso de una hipotética negociación por la integración de los clubes sevillanos, el flamante Real Betis Balompié aparecía bendecido por sus méritos deportivos, su gran ramillete de jugadores, una economía saneada gracias al apoyo municipal, el caché aristocrático de sus socios de honor y, por encima de todo, el propio título de Real, con lo que desactivaba en la práctica el principal y casi único argumento sevillista entonces para triunfar en una eventual integración, los derechos de antigüedad, apenas migajas ante tanto mérito balompédico. Además hay que contar con el choque ideológico y cultural que suponía para el núcleo duro de socios del Sevilla F.C. someterse a un club con tan característico marchamo militar. Con ello se daba respuesta desde el Balompié a la previa estrategia sevillista de integrar al primitivo Betis FC absorbiéndolo, precisamente bajo el criterio de su mayor antigüedad, pretendiendo establecer un precedente en este sentido que le beneficiase a futuro. El acceso casi inmediato de Pedro Rodríguez de la Borbolla Serrano a la presidencia del Real Betis Balompié en 1915 tras la absorción confirma esta maniobra circular perfectamente trazada.
(Continuará….)
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