Una rosa roja para Rosa Luxemburgo.
Posted on 23 enero, 2013 by juanmartorano
Rosa aunque en su temprana vida política porfió bastante en su relación y asociación con los socialdemócratas para combatir el régimen imperialista alemán, pronto desdeñó las ilusiones de sus socios de reformar el capitalismo hasta hacerlo bueno, vio que esto era una entelequia, y que lo que era malo no se tornaría bueno y menos por voluntad propia. Entonces, su actividad política y teórica la dedicó con gran empeño en denunciar la farsa del oportunismo y el reformismo en sus numerosas vertientes. Y acuñó su legendaria consigna: Socialismo o barbarie. Cruel, pero sapiente, la maestra Historia quiso que su muerte fuera la más firme validación de su proclama.
“El espíritu atrevido, el corazón ardiente y la firme voluntad de la “pequeña” Rosa eran el motor de la rebelión” así la describe su gran amiga, la revolucionaria y feminista Clara Zetkin, en los días en que parecía que los obreros habían dado al traste definitivo con el régimen monárquico alemán. Y es que Rosa tuvo la osadía de impugnar todas las relaciones de poder, sometiéndolas a la critica de si estaban basadas en la democracia y la libertad, y por esa vía en el bienestar del sujeto más débil de esa relación. Consecuente y coherente, se opuso también a la Primera Guerra Mundial que concitaba la pasión nacionalista del pueblo alemán, y criticó duramente a los parlamentarios socialistas de la II Internacional que aprobaban créditos para sostenerla.
Rosa Luxemburgo, polaca del mundo que pasa por alemana y bien pudiera ser boliviana o argentina, estaría hoy celebrando pero más que todo trabajando en construcción teórica, organización y formación de los equipos de cuadros políticos y de nuevos sujetos colectivos de la revolución que insurge en América Latina. Realidad que ha creado un panorama impensable hace apenas veinticinco años. Y con su Liga Espartaco estaría en primera fila en las tomas de predios de Los Sin Tierra en el Brasil, dirigiendo alguna Misión en Barquisimeto, sustentando las nacionalizaciones de Evo en Bolivia, demostrando por milésima vez la justeza del régimen cubano, animando a Pepe Mojica, y demoliendo las falacias ínsitas en el discurso neoliberal que cubre de miseria ya no sólo estas tierras, sino que igual amenaza al llamado primer mundo.
Gracias querida Rosa por el testimonio que nos diste y el camino que trazaste. Sin alcanzar tu talla ni aún tu ideología, ya hemos tenido y tenemos mujeres dirigentes y gobernantes –Guatemala, Colombia, Brasil, Chile, Argentina- que de alguna manera han sido inspiradas en esa hermosa senda que fue tu vida. Por eso, nos cuenta tu biógrafo Néstor Kohan, que en el puente donde los asesinos arrojaron tu cuerpo, siguen apareciendo periódicamente rosas rojas.