Revista En Femenino
Cuando cualquiera de nosotros comete un error, nos gusta encontrar una salida digna. Esto quiere decir que no nos avergüencen, humillen, etc. Sino más bien nos den la oportunidad de corregir.
Los niños y niñas tienen exactamente el mismo deseo. No quieren ser humillados o avergonzados. Mi experiencia con muchas de las personas que vienen a mis talleres, me muestra las profundas huellas que dejan las humillaciones recibidas en la infancia.
Dirigirse a educar a los niños evitando avergonzarles no siempre es tan fácil como parece. Primero porque si hemos crecido en un ambiente punitivo, no hemos adquirido las herramientas comunicativas necesarias. Y segundo, porque una palabra fuera de lugar puede echar todas las buenas intenciones a la alcantarilla.
Una vez más, la etapa más importante es la primera infancia, porque es el momento en el que el desconocimiento nos lleva a más errores. La defensa más usada por niños y niñas antes de los seis años es el no. Si perciben que algo que han hecho no nos va a gustar, aún sabiendo que lo hicieron dirán que no. Eso suele disparar en las personas responsables la señal de alarma ante una mentira. Aquí es imprescindible recordar que están usando un simple recurso de defensa, la negación. Este comportamiento no tiene relación con la mentira, al menos no en la primera infancia, sino con el mecanismo de defensa que es la negación.
Con esta información en mente el objetivo pasa a ser otro: proveer al niño o niña de una salida digna ante su error. De esta forma conseguiremos varios objetivos educativos. El primero, el niño se dará cuenta que la negación es una defensa que no le ayuda. También comprenderá que el adulto sabe quién ha hecho "la travesura", pero que no tendrá una represalia por ello. Y sobre todo, querrá corregir el hecho. Aprenderá de forma indirecta que los errores son estupendas oportunidades para hacer los mejores descubrimientos.
Teresa García.
Psicologa Clínica.
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