Ir a ver Jurassic World con la esperanza de ver una película a la altura de la original es un error de concepto. El cine está en otra época. Por desgracia, los blockbusters modernos están basados en cantidad y no en calidad. A menudo vemos como las secuencias con efectos especiales intentan tapar las verguenzas de unos guiones simplones y vacios, con el consiguiente riesgo de caer en el exceso de escenas de acción repetitivas que acaban cansando, y lo que es peor, aburriendo al espectador.
Pero es que nosotros también estamos en otra época. Ya no somos los niños que en los 90 disfrutábamos con Jurassic Park o los que lo hicieron en los 80 con Indiana Jones, Star Wars y E.T. La nostalgia también nos juega malas pasadas y esperámos experimentar sensaciones que dificilmente se repetirán. Debido a estos detallés, tenía poca fé en la película. Y quizás por ello, me ha gustado más.
Una historia simple, adaptada a los tiempos de la manipulación genética y en la que no hay mucho que escarbar, pero que al menos cuenta con unos personajes bien caracterizados y relacionados con sentido.
Con esa base, Trevorrow ha logrado secuencias con garra, buenas dosis de acción, un buen ritmo (en ocasiones frenético) y unos cuantos sustos que a más de uno le removerán en la butaca. Su mayor virtud es que maneja bien los tiempos, cuando hay que asustar, asusta, y cuando el espectador necesita un respiro, se lo da. No cae en el exceso, no alarga la historia más de lo que requiere y las escenas de acción se siguen facilmente. En ocasiones “menos es más”. Que tomen nota en Marvel.
Pese a que hay alguna escena “blandita”, es una película ligeramente más violenta que las anteriores y en la que tampoco faltan algunos toques de humor que rebajan un poco la tensión.
En cuanto al reparto, Chris Patt funciona bastante bien (viéndole, no me extraña que se piense en él como el próximo Indiana Jones) y hace una buena pareja con Bryce Dallas Howard. La evolución del personaje de esta última, quizás sea lo mejor de la película en lo que se refiere a interpertación. Destacar también el desparpajo del actor que encarna al hermano menor.
La recreación de los diferentes espacios del parque temático (atracciones, jaulas, centro de operaciones…) está bastante lograda. Con los dinosaurios pasa lo mismo, hay variedad, cantidad y un nivel de detalle trabajado. En la parte negativa debo decir que hay exceso de escenas CGI. Se echa de menos el encanto de esos dinosaurios “mecánicos” construidos para la película original. Encanto que el director intenta recuperar con la música original y algunos guiños a la primera entrega. El pequeño homenaje hay que reconocer que le sienta bien y durante pequeños instantes nos transportamos a 1993.
En definitiva, Jurassic World intenta jugar un doble juego. El de mantener el recuerdo del clásico de Spielberg y el de no traicionar los pilares del cine moderno: efectos digitales, entretener y conseguir taquilla. Pasa más tiempo en el segundo, pero consigue ser una secuela muy digna.